Entrevista a Elvira Fernández
Mel: En primer lugar, Elvira, muchísimas gracias por aceptar la entrevista en el blog. Si te parece para romper el hielo, háblanos un poquito de ti y de cómo surgió la idea de escribir en tu blog La atención Selectiva.
Elvira Fernández: Muchas gracias a ti, Mel, por darme la oportunidad de formar parte de Nunca jamás y yo. Pues bien, yo soy docente en la Escuela Pública y desarrollo mi actividad como profesora de Educación Primaria y como especialista de Educación Musial en un pequeño colegio de la localidad de Mos en Pontevedra, el CEIP Mestre Martínez Alonso. Pero no fue hasta hace poco más de dos años que decidí contar mi experiencia y mis reflexiones por la red, escribiendo semana a semana en La atención selectiva.
Vivía por entonces un momento muy especial, pues estaba embarazada de mi hijo Dante y por primera vez entendía emocionalmente un concepto que había estudiado pocos días antes: la atención selectiva. No sólo lo entendía porque lo comprendía cognitivamente sino que lo vivía en primera persona, ese procesamiento psicológico que me hacía olvidarme de todo en el mundo (todos esos estímulos vanos en ese momento) para pensar en aquello que era lo más importante. Sólo tenía sentimientos de amor y preocupación para con mi hijo, y esto me generó un aprendizaje especial que me ha hecho ver la educación de una manera diferente, que ha cambiado y renovado mi vida, como profesional y como persona.
Mel: Aquí va una pregunta que podría ser muy inspiradora para los demás docentes: ¿qué significa para ti ser maestra?
Elvira Fernández: Yo siempre lo digo. Para mí ser maestra es patria. Jamás he tenido ese sentimiento ni por mi país, ni por mi comunidad, ni por ningún equipo de fútbol,…, qué se yo. Sin embargo, cuando entro en mi clase y convivo con la próxima generación de personas que conquistarán el mundo, me siento patriótica hasta el tuétano. La Educación Pública me ha dado algo que pensé que nunca veneraría, una bandera. Así que para mí ser maestra es ser nacionalista de la educación.
Mel: Educación musical y artística: ¿las grandes olvidadas del sistema?
Elvira Fernández: Y tanto que sí. La poca o ninguna consideración que se le prestan a las asignaturas más creativas y agradecidas de nuestro currículum, no es más que la penosa imagen de carencia cultural y emocional que tenemos como sociedad. No sólo son las grandes olvidadas, como bien dices; son las grandes vilipendiadas. Teniendo los conocimientos pedagógicos que tenemos a día de hoy para saber lo importantes que son para el desarrollo tanto integral, como cognitivo, emocional e intelectual para nuestros niños; que se sigan considerando como prescindibles o “marías” es un acto de incultura educativa.
Mel: ¿Por qué crees que la educación española es tan reticente al cambio educativo?
Elvira Fernández: Creo firmemente que nuestra sociedad es prejuiciosa en desmedida. No sucede sólo con la educación, es algo generalizado que empeora las relaciones entre gremios o colectivos. El problema es que la educación, como bien sabes Mel, está cambiando a pasos agigantados pero este cambio no siempre trasciende al exterior de las cuatro paredes del aula.
Por tanto y en base a toda esa serie de prejuicios, muchas veces no se ve la labor de muchos docentes, pero sí se ven las vacaciones; no se ven los colegios que trabajan con grandes esfuerzos y sin recursos desde nuevas metodologías, pero se considera que los maestros tienen manía a los niños; no se ve el cambio, pero sí un sistema arcaico heredado de nuestros recuerdos como alumnos. Hay que hacer ver a la sociedad que la educación está en un proceso de cambio que necesita de la ayuda de todos.
Mel: Hay colegios e institutos que se han sumado a la nueva educación y los resultados han sido fantásticos. ¿Por qué crees que todavía hay centros que están anclados en la educación tradicional?
Elvira Fernández: Aquí tenemos una clara situación de acomodamiento a la que no es tan difícil llegar. Si pensamos en esa EGB tan vanagloriada, que en teoría tenía tan buenos resultados, fundamentada en el aprendizaje memorístico; cabe pensar que si mantenemos esa metodología, todo irá bien (o todo volverá a aquellos años dorados).
Pero claro, los tiempos cambian, los niños cambian, los padres cambian y los medios empleados para el aprendizaje también. ¿Y qué sucede con algunos docentes? Miedo, inseguridad, poca capacidad de cambio, pocas ganas de arriesgar, comodidad en la metodología de siempre. El recorte sistemático de recursos, hay que decir, tampoco ayuda. La misma administración, a veces, también pone trabas,… Son muchas cosas.
Mel: En países vecinos (Finlandia, Noruega, Suecia), la práctica docente es evaluada cada pocos años. ¿Crees que España debería adoptar esa medida?
Elvira Fernández: Es que esta medida ya está adoptada, yo creo, Mel. ¿Qué son si no la reválidas, más que un instrumento para medir en escala a los docentes? No quiero pecar de corporativismo, pero no me gusta esa idea de evaluar para el castigo. Me parece bien que se evalúe, que se tome conciencia y que exista una pretensión de mejora, pero claro, para esto hace falta invertir en formación y recursos para aquellos colegios que obtengan peores resultados y esto no es lo que está sucediendo en España. Las evaluaciones externas que se llevan a cabo, se realizan de cara a la opinión pública para buscar la élite, no para mejorar.
Mel: ¿A qué crees que es debido que bastantes estudiantes se sientan desmotivados, desilusionados y descontentos?
Elvira Fernández: Es una pena, ¿verdad? Es que estamos todos… Entre el ritmo frenético, las expectativas que generamos en torno a unos ideales que no son reales sino que nos los venden desde los medios de comunicación, los deberes y extraescolares llenando el tiempo de ocio,… Les pedimos mucho y no son más que niños. Se nos olvida muy fácilmente cómo éramos nosotros con su edad.
Mel: “Voy a sacar un diez porque me lo sé todo de memoria” ¿Dónde se ha quedado el aprendizaje activo y significativo, Elvira?
Elvira Fernández: Horror. Y lo peor es que se desconoce cómo funciona la memoria. Por ejemplo, hay niños que tienen una memoria excelente, pero no para memorizar el relieve de toda Europa (lo cual es un estándar de aprendizaje de 6º de Educación Primaria según LOMCE), porque ellos memorizan según sus intereses o lo que les motiva.
Si pones relieve de Europa en Google, tienes millón y medio de resultados (lo he comprobado). ¿Es esto necesario? ¿Y qué hay del que memoriza de modo visual, o el que lo hace de manera eidética, o el que tiene buena memoria auditiva? Todos niños con necesidades de aprendizaje diferentes a los que les pondremos una prueba estandarizada igual. De la nota que debiera ser de corte para el aprobado, mejor no hablamos, ¿no? Rubricar para la diversidad debiera ser nuestra próxima meta, respetar el aprendizaje significativo, una obligación.
Mel: Volvamos al tema de la educación artística y musical. Algunos padres y expertos educativos piensan que la música el arte en las aulas deberían ser materias flexibles, creativas e inspiradoras y no centrarse simplemente en dibujar y tocar instrumentos. ¿Crees que es realmente así?
Elvira Fernández: Por la parte que me toca y en la que soy especialista que es la música, yo diría que es necesaria una parte teórica, en la que el niño o la niña comprendan cómo funciona y qué es el lenguaje musical (que no deja de ser otro idioma), cómo se utiliza y sus características expresivas; y otra, la práctica creativa. Una vez sé utilizar el instrumento y me han dado una serie de contenidos para poder manejarme, puedo entonces crear.
Pero ambas actividades pueden ir de la mano y no hay una secuencia que sea más productiva teniendo en cuenta que no se puede llegar a la máxima expresión musical, que es la creación, si no te enseñan lenguaje musical. Haciendo un paralelismo, si quiero crear una poesía, antes tengo que aprender a hablar, a leer, tengo que entender el concepto y tengo que conocer parte de lo más representativo en cuanto a obras del mismo estilo. Imagino que con la Educación plástico artística sucederá lo mismo. Y aun así, esto no quiere decir que no haya lugar para la improvisación.
Mel: ¿Una actitud positiva del profesorado fomenta las ganas de aprender de los estudiantes?
Elvira Fernández: Definitivamente sí. Además hay evidencia científica: el Efecto Pigmalión de McClelland, la Teoría del Aprendizaje Social de Bandura y su relación con el aprendizaje por imitación, el refuerzo positivo cognitivo conductual y un buen largo etcétera. Negarlo a estas alturas es, una vez más, un acto de incultura pedagógica.
Mel: ¿Qué opinas de que la educación emocional se convierta en una asignatura?
Elvira Fernández: Aquí, me surgen algunas dudas. Por una parte, el que se realice de un modo transversal me parece positivo, pues se podría globalizar con todas las asignaturas y trabajar integralmente como un conocimiento o cuerpo de conocimientos superior. El problema que encuentro es que no veo yo a toda la comunidad educativa concienciada en su aplicación en las aulas, por lo que un marco legal obligaría a trabajarla sí o sí. En el caso de Canarias, desde luego, está funcionando bastante bien por lo que puedo leer, así que quizás sea el camino. Sea como fuere, en ese camino daré mis pasos y sé que como yo, muchos. Tú también, ¿verdad?
Mel: Elvira, ha sido todo un placer tenerte en el blog. Pero antes de despedirme, me gustaría hacerte una última pregunta. ¿Qué cambiarías tú de la educación?
Elvira Fernández: ¡Buf! A mí me encanta ir a trabajar. Adoro mi trabajo y me siento una privilegiada, pero yo cambiaría muchas cosas. Cambiaría en primer lugar, la burocracia. Cambiaría las ratios, cambiaría las políticas lingüísticas, las asignaturas, la evaluación desde “e” hasta la “n” (sus criterios, los exámenes, su objetivo, todo), cambiaría los horarios, cambiaría los libros y la editoriales, cambiaría a los adictos a una metodología única, sustituiría los dogmas religiosos por más filosofía, cambiaría la visión de las necesidades educativas y de la inclusión en el aula y en los centros, cambiaría la relación con las familias, cambiaría la modalidad de escolarización, los horarios, …, hasta las extraescolares.
Para que luego digan que no hace falta un buen cambio educativo, Mel…
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