Un sistema educativo más abierto y que emocione
Hay muchísimos maestros y profesores apasionados y emocionados por su trabajo que quieren alejarse del sistema tradicional para enseñar de forma diferente a los estudiantes. Una forma diferente que sí podría beneficiar y fomentar la emoción por aprender a los estudiantes. Y entonces, si hay muchos profesores y maestros que quieren transformar el sistema educativo desde dentro de las aulas, ¿por qué no lo hacen? La respuesta es sencilla: porque no les dejan. Tengo amigos que me han dicho lo siguiente: “el centro nos tienen atados. Y si hacemos algo distitnto a lo habitual puede peligrar nuestro puesto de trabajo”.
¿Qué pasa con la flexibilidad en las aulas?
Hay bastantes docentes que no tienen la libertad de enseñar cómo ellos crean convenientes. Desde el principio de curso tienen que cumplir unos objetivos y no se pueden salir de los mismos. ¿No pensáis que la educación debería ser un poquito más flexible? Pienso que maestros y profesores deberían tener todo el derecho del mundo a ser creativos en sus aulas y conectar con los estudiantes de la manera en la que ellos crean precisa. El sistema educativo que llevamos arrastrando ha sido un hecho de sumisión y siempre ha castigado lo diferente, el pensamiento crítico y el debate. ¿Para que se va a favorecer la comunicación, la iniciativa y la expresión de ideas?
La inteligencia emocional brilla por su ausencia
El sistema educativo que tenemos (y muchos centros educativos) no se quiere dar cuenta que las emociones son una fuente importante del aprendizaje. Hay quién todavía cree que para aprender solo hace falta memorizar y punto pelota. Pero memorizar un contenido sin haberlo asimilado y comprendido no sirve para nada. Al menos a mí en todo el tiempo que llevo estudiando no me ha servido de nada. La educación emocional debería ser algo esencial en las aulas. Los centros educativos deberían dar formación a los maestros y profesores en ese ámbito. Sin embargo, son muchos los docentes los que deciden matricularse en cursos de esas temáticas porque los colegios en los que trabajan no “quieren perder el tiempo en eso”.
Aprender algo interesante y útil para el futuro
Los estudiantes de bachillerato tienen la sensación (y razón no les falta) de que no están aprendiendo cosas útiles para su futuro. La mayoría de ellos no saben cómo deberían afrontar una entrevista de trabajo, los tipos de contratos que puede haber y lo que significa emprender. El sistema educativo no favorece la iniciativa ni la creatividad ni las ideas.Prefiere a los estudiantes sentados en una silla sumisos y asintiendo con la cabeza todo el rato. Al salir del instituto o de la universidad, la mayoría de ellos se sienten perdidos, vacíos y con sentimientos de confusión. Muchos de ellos se preguntan: ¿pero qué he estado haciendo desde educación primaria?
¿Y no hay vida más allá de los exámenes?
¡Ni que fueran la única herramienta para evaluar! Además… ¿la evaluación no debería servir para mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje? ¿De verdad se cree que los exámenes ayudan a mejorar este proceso? Muchos maestros, profesores y profesionales de la educación lo dicen: los exámenes deberían haber sido eliminados hace mucho tiempo. Sin embargo, ahí siguen y no tiene pinta de que eso vaya a cambiar. A mí cada vez me da más pena ver a estudiantes memorizarlo todo (porque muchos no lo memorizan realmente) para poder aprobar un simple examen y así no suspender. Aprobar un examen no siempre está ligado a un aprendizaje auténtico.
Ojalá que se escuchara más a profesores y estudiantes…
El sistema educativo es un desastre: esta completamente obsoleto. Y a pesar de que muchos docentes y estudiantes lo vienen diciendo, no se les hace caso alguno. Si se escuchara de verdad las ideas de los profesores y de los chicos y chicas que están dentro de las aulas, quizás algo cambiaría. Desgraciadamente, mientras las leyes las sigan redactando gente que no tiene ni idea de educación y que no sabe realmente lo que es trabajar en un centro educativo cara a cara con los estudiantes… me temo que mal vamos. De verdad espero equivocarme algún día. Espero estar totalmente equivocada y que el momento de transformación educativa llegue pronto.