Os dejo con algunas de las razones por las que no soporto el sistema educativo español? ¡Allá vamos!
Absurdas leyes que no están hechas por profesionales
Estaréis de acuerdo conmigo en que España ha pasado por multitud de leyes educativas. Algunas se adaptaban más a las necesidades del alumnado, familias y profesores. Sin embargo, otras han sido escritas por personas que no tienen ni idea de educación.
Cada vez que el gobierno de turno ha querido llevar a cabo (o imponer) una ley educativa nueva no ha contado con docentes, pedagogos ni expertos en educativos. Simplemente, lo han hecho ellos solitos y han tirado hacia delante sin importarles si estaba bien o mal.
¿Para qué reunirse con profesionales como hacen la mayoría de los países vecinos? ¿Para qué reunirse con maestros de corazón que viven día a día la realidad de las aulas? y saben cuáles son las necesidades auténticas? ¡Para nada! ¿Y qué se ha conseguido con eso? Que el sistema educativo no cambie.
Favorece la sumisión educativa en los estudiantes
Sí, soy consciente de que cada vez hay más centros que se suman al cambio educativo. Pero, cuando escucho hablar a mis vecinos pequeños me doy cuenta lo poco que ha cambiado la metodología y la forma de enseñar a los alumnos.
Todavía hay profesores que entran a clase y se dedican a impartir la clase, mandar deberes y corregir exámenes y ejercicios. Todavía hay profesores que utilizan los castigos para conseguir un buen compartimiento de los alumnos. Por lo tanto, la sumisión educativa sigue presente aun.
Falta de orientación personal y asesoramiento académico
No me entendáis mal. Aprecio y valoro muchísimo el trabajo de los orientadores y psicólogos educativos en los centros educativos. Pero bastantes de ellos dicen que están tan liados con la burocracia que hay días que no les da tiempo hablar con los alumnos.
El sistema educativo está hecho para que el papeleo sea más importante que el trato con los estudiantes. ¿Y qué ocurre entonces? Pues que hay alumnos muy perdidos y que necesitan orientación y apoyo sobre algunos temas relacionados sobre su vida personal y académica.
He escuchado muchas veces a chicos y chicas de segundo de bachillerato que no saben qué hacer ni qué estudiar. Que no les han hablado de las opciones que tenían y se sienten confusos por eso. Al no tener claro los caminos que hay, hay alumnos que entran en carreras o ciclos que no les gustan por puro desconocimiento.
No hay apoyo para la formación continua del profesorado
Hay muy pocos cursos y especializaciones subvencionadas por el estado. Si los profesores quieren ir más allá del máster o de las oposiciones tienen que pagar los cursos de su bolsillo. Sí que es cierto que cada vez son más plataformas educativas que ofrecen becas para que profesores los docentes puedan continuar su formación continúa.
Aun así, el gobierno debería estar más pendiente del tema ya que la formación docente es uno de los puntos débiles del sistema educativo español. El grado de magisterio no prepara a los futuros maestros para todas las situaciones que pueden surgir en las aulas y muchos se sienten perdidos por falta de conocimiento.
Mismo sistema de evaluación de hace años: exámenes
Si hay algo del sistema educativo que se ha mantenido desde siempre y no ha cambiado son los exámenes. Se sigue etiquetando a los estudiantes por las calificaciones que obtienen en las pruebas. En muchos casos se sigue creyendo que quién aprueba los exámenes son los mejores alumnos.
Los exámenes son un método arcaico de evaluación que únicamente tiene en cuenta la memorización. Que un estudiante haya obtenido un diez en una prueba no significa siempre que haya aprendido los temas ni que haya asimilado el contenido.
¿De verdad que no se pueden llevar a cabo otras formas de evaluar a los estudiantes que no abran brechas entre ellos y que no creen malestar ni agobios?
Poca importancia a las emociones, a los valores y a la vida
Sin educación emocional ni educación en valores el aprendizaje está incompleto y cojo. Del mismo modo pasa con enseñar herramientas y estrategias para la vida y para el día a día. Sirve de poco haber sacado un diez si no se ha aprendido a ser persona. ¿Qué pasa si un profesor es experto en lengua y literatura pero no sabe gestionar sus emociones?
¿De qué sirve haber aprobado todas las materias si los estudiantes no saben tolerar la frustración? Y ya que estamos podrían enseñar a aprender del fracaso en vez de mandar tantísimos deberes repetitivos que no sirven para nada.
En el sistema educativo español no hay un equilibrio. Siempre se ha dado más importancia a las inteligencias lógico-matemática y lingüística que a todas las demás.
Aprendizaje fingido vs pensamiento crítico y creatividad
El sistema educativo marca unos objetivos y contenidos que profesores y estudiantes tienen que cumplir. No se tiene en cuenta que quizás esos objetivos no están adaptados a la edad de los alumnos y que no todos aprenden del mismo modo y al mismo ritmo.
Si un estudiante sabe multiplicar y dividir es válido para pasar de etapa. Si no lo ha aprendido o le ha costado más tiempo no lo es y puede pasar varias cosas: que suspenda matemáticas, que se le agobie con clases de refuerzo y le manden deberes extras de repaso o que repita curso.
¿Qué ocurre entonces? Que los alumnos se esfuerzan sobremanera por estudiar todo de memoria para aprobar los exámenes. Desgraciadamente, en bastantes ocasiones no comprenden lo que leen y lo escriben con puntos y comas el día de la prueba. Luego se les olvida. Eso vendría a ser el aprendizaje fingido.
El sistema educativo español no favorece e pensamiento crítico. Ni los debates. Tampoco la capacidad de análisis. Ni la toma de decisiones. No se valora que un estudiante sepa resolver un conflicto por él mismo mediante la creatividad. No se valora el talento ni la imaginación.
Se cree que los estudiantes son seres pasivos que únicamente tienen que escuchar a los profesores, copiar de la pizarra y hacer los ejercicios que se les mande. Eso no es aprendizaje y tampoco debería ser el fin último de la educación.
Y a vosotros, ¿qué aspectos del sistema educativo os hacen sentir verdadero pavor y horror? ¡Me encantara leeros!
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