Niños que lloran por la presión educativa
El exceso de deberes y de exámenes hacen que los estudiantes pierdan las ganas de aprender. Hay muy poca motivación, poca ilusión, poca emoción y poco aprendizaje activo auténtico. Quizás a algunas personas les parezca una tontería pero hay niños que lloran porque no pueden más. No pueden más porque el sistema educativo que tenemos es una pérdida de tiempo.
No se trata (como dicen algunos) de que los estudiantes no sepan gestionar su frustración y que no sepan tolerar el fracaso. Es que, algunos de ellos se están ahogando. Se ahogan entre tantas páginas que estudiar y tantos deberes repetitivos que no aportan absolutamente nada a su aprendizaje. Muchos de ellos se hunden por no ser comprendidos, ni escuchados.
El sistema educativo que fomenta el fracaso escolar
Hay gente que se lleva las manos a la cabeza al leer el índice de fracaso escolar que tiene España. Pero, ¿de qué se sorprenden? Ojo, no me entendáis mal. No digo que el fracaso escolar sea algo bueno (ni mucho menos). Lo que digo es que comprendo que los estudiantes tengan poco interés en aprender, que estén desmotivados y poco ilusionados.
¿Cómo no estarlo si el sistema educativo no ha cambiado desde hace décadas? Siempre digo que cuando recuerdo mi época de estudiante de educación primaria no veo muchas diferencias respecto a la actualidad educativa. Siguen existiendo los libros de texto y son cada vez más caros. Siguen existiendo los exámenes cómo método de evaluación. Y se sigue sin valorar algunos aspectos de los estudiantes.
No, no todos los estudiantes son unos vagos
Hay profesores que simplemente echan la culpa a los estudiantes: “son unos vagos, no quieren estudiar y no tienen disciplina”. Pero si dicen eso sin cambiar las metodologías que aplican no solo me parece injusto sino ofensivo. Se ha demostrado en un montón de ocasiones que la educación tradicional ya no es posible. El profesor ya no puede ser únicamente un experto en la materia y transmisor de contenidos.
Los docentes deberían tener competencias emocionales, personales y sociales y no centrarse únicamente en los resultados y en las calificaciones. La motivación, la empatía, la sensibilidad, la comprensión y la escucha activa también son rasgos que los profesores deberían desarrollar con los estudiantes. Hay profesores que no barajan la idea de hacerse un poco de autocrítica ni de cambiar la forma de enseñar.
Pensamiento crítico creatividad son los grandes olvidados
Creo que el sistema educativo educativo español fomenta la sumisión educativo. Quiere estudiantes quietos, que no piensen, que no pregunten y que saquen dieces. Un sistema que que forma a estudiantes sin capacidad alguna de análisis, ni pensamiento crítico ni creatividad. Enseñar a pensar es el concepto en el que más flojea el sistema educativo.
Seguramente, os haya pasado alguna vez de pequeños (o con vuestros hijos ahora) eso de resolver un problema matemático o responder una pregunta en un examen con vuestras propias palabras (siendo correcta respuesta) y que algunos profesores os calificaran mal. A mí, me ha pasado un montón de veces: incluso una vez resolví un problema de forma diferente al libro de texto en la pizarra y mi profesora me dijo que estaba mal simplemente porque no lo había realizado igual que en los apuntes.
Es decir, en muchas clases se fomenta que 2+2 son cuatro y se olvidan de que 3+1 da el mismo resultado que la anterior suma.
¿Y qué pasa con la formación del profesorado?
Hablamos de inteligencias múltiples, de pedagogías y metodologías alternativas, de inteligencia emocional, de educación en valores y de prevención del acoso y fracaso escolar. Pero, ¿cómo se quiere que sepan estrategias y herramientas si el estado no fomenta la formación? La carrera y las oposiciones no son suficiente para trabajar en un centro educativo. Y si hay maestros y profesores que se quieren especializar en algo tienen que poner el dinero de su bolsillo y adentrarse en la formación privada.
¿Hasta cuándo vamos a arrastrar el sistema educativo?
Esa es mi gran pregunta que dejo en el aire. ¿Hasta cuándo vamos a seguir con el mismo sistema educativo que no sirve para nada? Hay maestros y profesores que ya están cambiando las cosas desde dentro de las aulas. También hay padres y madres que están luchando por una educación mejor. Pero (y no es por despreciar su trabajo, ni mucho menos), todavía queda muchísimo por hacer. Mientras las leyes sigan siendo elaboradas por políticos que no tienen ni idea en vez por maestros de corazón, me temo que vamos a seguir igual.
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