El ejercicio de esta semana "Te quiero y miles de besos más" cuando lo vi en principio pensaba que iba a ser muy parecido al primero de los abrazos, bueno de hecho cuando damos un abrazo muchas veces va unido al "te quiero".
Esta claro que dar afecto a nuestros hijos y a quien queremos es algo fundamental y básico para que las cosas funcionen bien. Cuando uno no se siente querido es imposible que funcione. Piensa cómo te sentirías si tu hijo o tu pareja no te quisiera. Lo lógico es que sí, pero lo que pasa muchas veces es que no lo demostramos. Creemos que lo hacemos, pero realmente muchas veces nos quedamos cortos. No todos tenemos las mismas necesidades.
Hay veces que nuestros hijos cuando se enfadan nos dicen eso de "ya no te quiero"o "te odio". Seguro que alguna vez os ha pasado y nos toca el corazoncito porque nos lo creemos, es mucho más fácil creer que no nos quieren, que creer que nos quieren. Por eso tenemos que ser muy constantes y reforzar nuestros sentimientos hacia ellos para que sientan que los queremos. Que no pierdan nuestra confianza.
Cuando les llamamos la atención por algo que no está bien, a ellos lo que les puede llegar según sea nuestro tono o nuestra forma de decirlo y actuar, es que no les queremos. Les hacemos llegar un mensaje equivocado. Es importante que hagamos el esfuerzo en este sentido de mostrar nuestro respeto cuando tengamos que decirles algo sin juzgarles y demostrando que es amor lo que sentimos por ellos y no enfado. Ojo, esto no significa que tengamos que ocultar nuestros propios sentimientos, sólo significa que aunque les hagamos ver que nos hemos enfadados lo hagamos desde el amor y el respeto y no desde la ira.
El motivo puede ser cualquiera, vamos a suponer que se ha ido corriendo y se ha cruzado una carretera. Horror, lo sé, me ha pasado. Pero es muy importante que dejemos nuestro enfado a un lado porque no nos ha escuchado cuando ha decidido cruzar y hablemos con él desde el amor. Da igual la edad que tenga, da igual si son 2 años o 10. Da igual, si les hablamos desde el corazón, desde el amor, lo entenderán. Los reproches, sólo les llegan de forma negativa y se sienten no queridos.
Así que en vez, de un "¡no te he dicho mil veces que no puedes cruzar sólo, nunca me haces caso, estás tonto, que te puede atropellar un coche!", decirle "menos mal que estás bien, ha sido muy peligroso lo que has hecho, ¿lo entiendes?, no puedes cruzar solo."
Cada persona y cada niño tiene unas necesidades distintas, hay quien necesita constantemente el contacto de besos o abrazos y hay quien necesita más palabras o hechos. Pero todos tenemos necesidades de alguna forma y según demos así recibiremos.
Demostrar afecto a los niños les hace sentirse importantes y que se sientan importantes nos va a evitar muchos momentos de conflicto que ocurren cuando no se sienten queridos y llaman nuestra atención de alguna manera.
El hecho de dar un abrazo, decir te quiero o cualquier otra muestra de afecto recarga las pilas.
O no os recarga las pilas cuando vuestros hijos de repente vienen a vosotros para abrazaros o decir "te quiero mamá". A mí, me recarga de golpe y me emociona porque hace que me de cuenta de que todo el "esfuerzo" que hago por conseguir una educación basada en el respeto merezcan la pena. Ya sabéis que mi empujón en esto fue el curso que hice de Nuria que no voy a dejar de recomendarlo nunca.
Cuando nuestra pareja nos da un abrazo o nos muestra su afecto nos hace sentir más seguros. En el caso de nuestros hijos les va a dar seguridad y será esta seguridad la que les estimulará para aprender. Nuestros hijos están aprendiendo mientras crecen y cuanto mayor sea esa estimulación más rápido aprenderán.
Muchas veces se nos olvida que nuestros niños están creciendo, desarrollando y madurando. Físicamente los vemos pequeños de tamaño y poco a poco vamos viendo como van creciendo y su ropa les queda pequeña, pero no vemos como su cerebro también tiene que crecer y madurar. Además ni que decir tiene que cada niño al igual que cada persona madura y crece a un ritmo diferente. Hay niños con 15 años muy maduros y hay adultos con 35 años que son unos inmaduros y parece que tienen 15.
Es más sencillo dar cariño a nuestros hijos que no darlo. Cada pequeña muestra de cariño que tengamos con ellos les ayudará. Un abrazo, un te quiero, una caricia, lo que sea, pero al igual que se nos da muy bien quejarnos por lo mal que se portan nuestros hijos vamos a darles cariño que es mucho más enriquecedor que quejarnos.
Cuántas veces decimos que mal se porta, no para, no me hace caso, que trasto es...... Muchas. ¿Y cuántas veces agradecemos los buenos momentos que que pasamos con ellos?
El otro día lo comentaba, mi hijo salió a mitad de su clase de extraescolares, sabía que yo estaba fuera esperando, y salió sólo para decirme "te quiero mucho mamá". Es tan bonito.
Vamos a pensar en todas esas cosas bonitas que tenemos con ellos, en todos esos momentos que nos dan, esas sonrisas, esa compañía, ese amor que incondicionalmente nos dan y sin esperar nada de nosotros. Porque ellos no esperan nada de nosotros, somos nosotros los que siempre estamos esperando que ellos nos den. Cuando son ellos los que están demandando muchas veces atención, cariño, apoyo, confianza, ayuda, y nosotros sólo les pedimos o más bien ordenamos que hagan cosas con la excusa de que les estamos enseñando. Para enseñar no hay que dar órdenes, hay que demostrar, hay que hacer, hay que acompañar, hay que ayudar, hay que estar y hay que saber estar, no solo estar. ¿Cuantas veces estamos con ellos medio jugando a la vez que estamos mirando el móvil?. Sé que a más de una que le suena esto.
No voy a alargarme en este artículo como en otros porque quiero que llegues al final de leerlo, que lo releas y que pienses sinceramente y realmente ¿cuánto amor transmites a tu hijo?, ¿cuánto amor crees que le llega?. Haz un alto en el camino y de verdad plantéate esto en serio, nadie te va a juzgar, no tienes que contarlo, pero sé sincera contigo misma, si no demuestras el amor que realmente quieres, ahora te sentirás mal, pero te va a servir para darte cuenta de lo que tienes que hacer.
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