Reconozcámoslo, meditar está de moda. Parece que todas las técnicas para desconectar la mente se centren en la todopoderosa meditación. La respuesta a todos aquellos que sufren de estrés, ansiedad o sobrecarga de trabajo está en la atención plena.
Incluso me atrevería a decir que ya lo has intentado más de una vez. Déjame adivinar: apagas la luz de tu cuarto, enciendes unas velas, incienso, coges un cojín, te sientas sobre él con las piernas cruzadas y te dispones a desconectar la mente de los problemas durante unos minutos: coges aire despacio, lo sueltas lentamente inspiras espiras y te acuerdas de que tienes un montón de ropa por planchar. No pasa nada ¡olvídalo! Vuelve a centrar tu atención en la respiración: “ooooommmm”
Coges aire de nuevo, lo expulsas y te viene a la cabeza que tienes que hacer la compra para la comida de mañana, que viene tu suegra a casa y todavía no has ido al supermercado y tienes que lavar la funda de los sofás, ¡tu suegra no puede verlos así! y la ropa sigue sin planchar y tú perdiendo el tiempo intentando relajarte y meditar total, para nada. No hay manera.
Una vez tras otra, desistes y vuelves a retomar tu rutina donde la habías dejado. Continúas con tu día a día sin saber cómo desconectar la mente de los problemas.
¿Me equivoco?
No te preocupes, a mí también me ha pasado y de hecho, si dejo de meditar durante un tiempo, me cuesta mucho retomar el hábito.
Ya conoces mi firme creencia de que padres y educadores estresados no pueden educar niños felices. Ese malestar interno, el estrés, el cansancio, la apatía o la ansiedad son emociones que transmitimos a los niños. Nos influyen tanto a nivel personal, como en nuestra forma de comunicarnos con nuestro entorno.
Debemos coger el toro por los cuernos y retomar la rienda de la gestión de nuestras emociones, no solo por nosotros mismos, sino por los niños que nos rodean.
Mi experiencia
Hace unas semanas te hablaba de la salud emocional y te comentaba que, en mi caso, me cuesta desconectar del trabajo.
Intentando recuperar mi equilibrio emocional, todos los días me obligaba a terminar la jornada laboral a las 20:30 como máximo y, llegada esa hora, bajaba la luz de la habitación, me ponía una playlist de piano en spotify, encendía algunas velas e intentaba realizar algunos ejercicios para desconectar y relajarme. ¿Adivinas cuáles? Sí, trataba de realizar pequeñas meditaciones, pero como cualquier otro mortal acostumbrado a no detener sus pensamientos, fracasaba constantemente.
Y así fue como comencé a realizar otro tipo de actividades para desconectar y son las que voy a compartir contigo. No son técnicas revolucionarias ni probablemente nada que no hayas leído antes, pero a día de hoy puedo confirmarte que estas actividades consiguen mantener mi atención plena en algo que no sea trabajo y que es algo que verdaderamente agradezco. Si tú también lo necesitas, continúa leyendo:
Mis trucos para desconectar del trabajo
1.- Escucha música.
Fácil, rápido, gratuito y efectivo. Algo tan fácil como tumbarte y escuchar música relajante te ayudará a liberarte de las tensiones. Vale, admito que es posible que te quedes dormido, pero no pasa nada. Si tienes el tiempo “contado”, ponte un despertador y listo. Ya puedes disfrutar de tus minutos de relax.
.
2.- Dibuja, pinta, colorea
Cada vez somos más los adeptos del dibujo. Sobra decir que colorear mandalas está de moda, pero el placer que proporciona pintar no es exclusivo de este tipo de dibujos.
Colorear te obliga a mantener la atención plena tan buscada en los ejercicios de meditación. En mi caso, me es imposible pintar mientras pienso en otra cosa. No puedo realizar esta actividad mientras mantengo diálogos en mi cabeza o recuerdo otras tareas pendientes. Cuando dibujo, dibujo. Fin de la historia.
.
3. Escribe.
Lo admito, en esto igual tengo un poco más de experiencia pero te garantizo que escribir es muy relajante. Pruébalo. Abre una libreta o un archivo de word y escribe lo primero que te venga a la cabeza, da igual el qué:
“Hoy me levanté y no quedaba café para desayunar, ¡menuda forma de empezar el día! Pero bueno, al final decidí tomarme un té con leche y ni tan mal. La tostada con aceite y tomate estaba buenísima, así que una cosa compensó a la otra.”.
Lo más difícil de escribir es empezar. Ver la hoja en blanco impacta mucho, pero una vez que hayas escrito el primer párrafo, las ideas vienen solas. El hecho de volcar todos tus pensamientos en una hoja (de papel o virtual, da igual), es tremendamente liberador.
.
4. Lee.
Lo sé, no estoy descubriendo la pólvora, pero admítelo: ¿hace cuánto que no disfrutas de uno de esos libros que no puedes dejar de leer? Esas pequeñas joyas que te hacen desconectar del trabajo al llegar a casa, que te mantienen atrapado a él, como las mejores series o películas.
En mi caso, desde hace un tiempo he centrado mi lectura en temas laborales, por lo que me cuesta mucho leer algo que no tenga que ver con el emprendimiento, los negocios digitales, la educación, la inteligencia emocional o la neurología, pero bueno, sigo buscando y disfrutando también de estos libros aunque no me permitan desconectar tanto como debería :).
.
5. Vuelve al presente.
Meditar o dibujar no son las únicas formas de desarrollar la atención plena. El movimiento slow puede practicarse haciendo cualquier cosa.
Quizás tú cuando cocinas “meditas” y no lo sabes. Estás ahí, presente, sintiendo el movimiento que realizas para cortar tus verduras con el cuchillo, notando su olor, el sonido que hace el filo del mismo con la tabla de madera y manteniendo toda tu atención en lo que haces -sobre todo para no cortarte-.
En mi caso me centro mucho en el presente en la ducha y también lavándome los dientes o cepillándome el pelo. Esas últimas tareas frente al espejo trato que sean dos o tres minutos de descanso, de liberar la mente de pensamientos y de centrarme sólo en lo que hago.
Encuentra esas tareas que disfrutes y que te conecten con tu presente para disfrutar de pequeños breaks a lo largo del día.
.
Bonus track: Reconcíliate con la meditación
Si quieres volver a darle una oportunidad a la meditación, te recomiendo que empieces por una meditación guiada. En ella, la voz en off te dirá, paso a paso, cómo desconectar de todo, utilizando tu imaginación como medio para alcanzar la relajación mental y corporal. Tan solo tienes que tumbarte y dejarte llevar.
Te dejo esta meditación que, a pesar de que está pensada para niños, te servirá perfectamente para cumplir tu objetivo de desconectar de todo por unos minutos. Liberar todas tus tensiones, relajar tu mente, tu cuerpo y tu espíritu.
.