Cuando cumplí los treinta imaginaba mi vida con una persona a mi lado, un trabajo estable y un par de niños revoloteando a mi alrededor. Ahora, cercana ya a la cuarentena me veo con un trabajo en el cual no estoy contenta y encima es temporal, una pareja que desea ardientemente que me llegue la hora de ser madre y un entorno en el que se me presiona cada vez más para que lo sea.
Pero en realidad, ¿que quiero yo? ¿por qué me siento frustrada como mujer y como pareja? ¿por qué tengo que ser madre si a lo mejor en realidad no quiero serlo? Estas son las preguntas que me hago a diario y cada vez estoy más confusa en el mundo de la maternidad.
Ayer ojeando las página digital de un diario vi las declaraciones de la actriz Jennifer Aniston la cual declaraba “Estar harta de que todo el mundo le preguntase si estaba embarazada” y me sentí totalmente identificada con ella. Por un momento imaginé hasta que punto debe estar la pobre mujer para que estallar ante los medios de comunicación.
La familia ha sido uno de los nucleos de conflicto en mi camino hacia la ansiada maternidad. Desde que me fui a vivir con mi pareja ya estaba destinada a tener que procrear. La frase de “Bueno y vosotros para cuando…” es una de las que más he llegado a odiar.
Delante de mis narices han ido pasando primas, tías, tios, abuelas, tia abuela y todo el personal que se precie en torno al árbol familiar para recordarme que mi misión es procrear y parece que si no lo hago voy a llevar un lastre de por vida.
También otra de las frases típicas que suele llevar el nombre de la familia es “Bueno, tu es que no quieres o no puedes ” o ” A ver cuando te traen nietos pronto que si no se les va a pasar el arroz”.
Los amigos. Antes me encantaba quedar con mis amigos, estuvieran casados o no, tuvieran hijos o estuviesen solteros. No se si lo que tengo es apatía pero cada vez me resulta más difícil encontrar un nexo de unión con ellos.
Algunos ya han tenido hijos, y no se si es que la maternidad nos vuelve tontos o que eramos antes así y las cosas se agudizan pero el caso es que tengo algunos amigos que se han sumergido en el mundo maternal como si no hubiese mañana. No quedan casi nunca y cuando lo hacen viven en un continuo estrés de rutinas que deben seguir a rajatabla con ellos.
¿Que ganas tengo de tener hijos si veo que ese camino precioso que puede ser la llegada de un hijo se convierte en un camino de ansiedad y estrés continuo por seguir el “manual de padre al pie de la letra”?
El dinero. Con la llegada de los 40 he asumido que tener un hijo supondrá un gran desembolso económico. Primero porque evidentemente las posibilidades de lograr quedarme embarazada de manera natural son mínimas por lo que seguramente tenga que ir a una clínica a someterme a un tratamiento de fertilidad que no bajará de 6000 euros.
Y no sólo por el dinero ( que no es poco) sino por la presión que tendré por quedarme embarazada ya que si en el primer intento no lo consigo veré este hecho como cuando me saqué el carnet de conducir. Intento fallido = dinero perdido.
Mi calidad de vida. Muchas veces he pensado en lo bien que vivo ahora. Mi sueldo de mileurista me permite dedicar mi ocio a mi. Muchas amigas madres me comentan que a raiz de serlo han pasado a un segundo plano y han dejado de lado su ocio.
El gimnasio, ir al teatro, salir a cenar….son actividades a las que voy a tener que renunciar cuando sea madre. Pero ¿valdrá la pena?. Es cierto que casi todas ellas coinciden en que un hijo suple con creces todo eso pero y yo ¿estaré preparada para llevar una vida de sacrificios?
Mi pareja. Es una de las cosas a las que más vueltas doy a la hora de pensar en ser madre. Mi pareja está deseando tener un niño a todas horas me dice que cuando lo vamos a intentar que él no quiere ser padre pasados los cuarenta ( es tres años más joven que yo) y cada vez que me lo dice me siento más agobiada.
No sé si es por presión social o porque casi todos los compañeros de trabajo tienen hijos y sus jornadas de trabajo quedan reducidas a escuchar continuamente conversaciones de culos, cacas y demás cosas de los niños de cada uno, lo cierto es que en los últimos seis meses se ha agudizado bastante su instinto paternal, bien sea por una “presión imaginaria” que ronda su cabeza o porque realmente lo sienta así.
Con estas palabras he tenido un gran desahogo, no sé si realmente llegará a algún sitio pero lo cierto es que hay muchas mujeres que están viviendo lo mismo que yo, con unos sentimientos parecidos a los míos, con unas sensaciones contradictorias y sobre todo con un pensamiento confuso acerca de la maternidad….
Tengo cuarenta y no tengo hijos, y que?
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