Es hora de que lo sepan, lo asuman y me den una mano a mi y a otras mamás en la misma situación.
Cuando las mujeres son madres y trabajan fuera de casa no dejan de ser ni una cosa ni la otra y la doble vida es inevitable.
Ni wonder women, ni las malas del cuento, quizás las brujas que tenemos la mágica capacidad de multiplicar las horas.
Porque mientras la mayoría sigue durmiendo, nos levantamos con frío, hayamos dormido bien o no, a preparar la casa para que los chicos se vayan al cole. Que la estufa, que las galles, la vianda, las carpetas – todo – mientras revisamos mentalmente como vamos a resolver ese temita en la oficina que nos tiene tan contrariadas.
Chicos entregados a la maestra, corriendo al trabajo con todo lo que conlleva a nivel energía y presiones. 6, 8, 9 horas metidas en la second life donde somos empleadas, jefas o ambas cosas y, como en toda vida, tenemos días buenos y malos.
Y que los asuntos maternales no se vayan a mezclar en el trabajo. No falta nunca el jefe/a que no entiende que si te llaman del colegio porque el nene tiene 40 de fiebre no podés dejarlo tirado ahí 5 horas más.
¿Y viste esos días que decis “me metería ya en la cama, estoy filtrada”?
Bueno, no, salvo gripe fuerte (y a veces eso tampoco) salimos del trabajo y disparamos para casa a estar con nuestros amores, ayudarlos con la tarea, charlar sobre su día, jugar un rato y “estar presente” (lease con voz de psicóloga de tele).
Ni te cuento si sos single mom. (Chicas, las aplaudo y las banco en todas).
Nuestros hijos comen pizzas hechas lejos de nuestro horno.
Siii, obvio, claro que sí.
Laburar 9 horas, germinar un poroto para mañana, no olvidarse de mandar la plata para el regalo de la seño Susana y encima comer orgánico y balanceado de lunes a lunes es una utopía. Y no tenemos vergüenza en decir que, generalmente los jueves, casi con una súplica le pedimos al delivery que no salve.
Si, somos imperfectas.
Si, tenemos ojeras.
Si, estamos hecha pelota.
¿Pero saben qué?, amamos a nuestros hijos tanto o más que las mismas que nos critican porque salimos (o debemos salir) a trabajar.
No somos ni mejores, ni peores y estar en casa porque “Para mi es primero mis hijos y dejé de trabajar apenas quedé embarazada” es para aplaudir pero nunca para cantarle retruco a tu vecina.
¡Que catarsis mamita!
¿Ya pasó?
Si, Ommmmmm
No, ¡pará!
Este día de la madre, en vez de regalarle una bombacha a tu cuñada, hermana o hija, abrazala, decile “estoy con vos, sos una buena mamá y cuando necesites algo, llamame que te doy una mano”.
#mamisunidas #noalbullyingentremamis
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