En la crianza, creo que es un tema imprescindible. Entender nuestras propias emociones, y ayudar a los niños a entender las suyas abre un camino nuevo en la educación, o así lo veo yo. Por eso me decidí a hacer este curso de Edukame para seguir aprendiendo recursos para la educación emocional. Resumir el curso me llevaría muchos posts, y creo que vale mucho la pena tomarlo, pero quiero mencionar algunas de las cosas que aprendí.
¿Cómo son las emociones en los niños?
Los niños son esponjas emocionales
Que los niños son esponjas, lo hemos oído seguramente un millón de veces y lo habremos dicho o pensado otras tantas. Cuando les oímos repetir frases que son muy nuestras, o les encontramos gestos que son un calco de los nuestros, nos damos cuenta de lo mucho que absorben solamente de compartir el espacio familiar. De igual forma, son esponjas emocionales. Los niños son capaces de captar cosas que no comprenden, pero que sienten, al interactuar con un adulto. Pueden percibir que estamos de mal humor aunque queramos esconderlo, pueden percibir un ambiente tenso en una reunión familiar aunque nadie se esté peleando, o sentir que no le están tomando en serio aunque finjamos prestarle atención. Aunque no sepan nombrar lo que perciben, son expertos emocionales.
Tendemos a pensar que los niños no entienden el mundo adulto. Por eso a veces, si por ejemplo nos echan del trabajo, cuando nos preguntan si estamos preocupados, contestamos que no porque asumimos que es algo que no podemos contarles. Pero para el niño es una incongruencia entre lo que percibe y lo que le decimos. Lo mejor es explicarles lo que nos pasa, con un lenguaje adecuado a su edad, pero que le transmita consistencia con las emociones que percibe.
Reconociendo las emociones
Muchas veces, los niños no saben identificar cómo se sienten con una emoción ¿por qué no ayudarles un poco? Probemos a nombrar una emoción de nuestros hijos, sea la que sea, y validarla con él. Por ejemplo: “veo que estás contento hoy porque vamos a ir a ver a tu equipo favorito” Saber reconocer nuestras emociones es muy importante, y más en los niños. Aprendiendo a identificar sensaciones con las emociones ayuda a los niños en muchas ocasiones, también por ejemplo en la gestión de la rabia, o en la expresión de la tristeza.
Poniendo palabras a las emociones de nuestros hijos, permitimos que el niño se conozca, que identifique estas emociones y adquiera las herramientas para gestionarlas de forma adecuada. (Edukame)
Para los niños pequeños es muy difícil, cuando aun no hablan bien y no saben expresar o identificar sus emociones, entender algunas situaciones. Recuerdo perfectamente un enfado que tuve con la pequeña terremoto, que me hizo empatizar con ella y la difícil gestión de sus emociones.
Intensidad de las emociones
Los niños hasta los 6 años viven las emociones con la intensidad máxima, que decrece un poco de los 3 a los 6, pero sigue siendo elevada. Da igual si el suceso para nosotros es grave (que se caigan y se hagan daño) o si no lo es (que se les ensucie un juguete) Para ellos, todo tiene una alta importancia. Tenemos que respetar sus emociones, y un llanto hay que atenderlo siempre.
Por ejemplo, mi hija llora desconsolada si le manchan aunque sea con una gota de pintura en sus dibujos. A un adulto puede parecerle una tontería, pero para ella que piensa los dibujos con anticipación y planifica cómo los va a hacer, que se le estropeen es algo muy grave. Decirle que no llore por esa tontería es menospreciar sus sentimientos. La idea es ayudarla a gestionarlo.
Las emociones de los niños son intensas y espontaneas: tanto las de rabia o pena, como las de alegría. Como adultos, nos encantan los estallidos de alegría de los niños, pero en cambio no se aceptan muy bien los de rabia o llanto. Hay que pararse a pensar que lo que nos gusta de sus explosiones de alegría es lo mismo que los hace estallar en llanto o en una rabieta cuando su emoción es la contraria.
Con el tiempo y con educación emocional, se enseñará a los niños a conocer sus emociones, gestionarlas y, por ejemplo, a que cuando estén enfadados no empujen o peguen, sino que lo expresen con palabras.
La expresión de la emoción
Desde los 3 hasta los 6 años los niños van ganando poco a poco la tolerancia a la frustración. Hasta los 6 hay que dejar que se enfaden, pataleen, se enfaden. No hay que razonar en ese momento, pero si acompañarles, no dejarles solos, nombrarles el sentimiento. Explicarles después. La emoción en sí no debe limitarse, lo que hay que evitar son las consecuencias negativas de esa emoción, como pegar. A los 6 años ya deberían ser capaces de expresar lo que sienten, pero pueden pegar de forma impulsiva. En esos casos primero hay que parar ese gesto, y de ahí hablar con ellos sobre cómo se sienten y que entiendan que pueden estar enfadados pero sin pegar. Hay que dejarles claro que lo que está mal es el pegar, no su enfado. Si un niño pega cuando se enfada generalmente algo le está pasando, puede estar inseguro, o tener algún miedo o algo que no está expresando. Puede expresar su enfado saltando, pataleando, pero no pegando. Hay que ayudarles y darles opciones para canalizarlo, con palabras o maneras de soltar esa energía ¿os acordáis de la postura de yoga del géiser que os hablaba en el post de yoga?
Las emociones son contagiosas
Todas las emociones se contagian. Se contagia la risa, como puedes ver en este video, pero también se contagia el mal humor y la pena. Por ello es importante que entendamos también cómo estamos nosotros emocionalmente, porque para tener un ambiente emocional sano, tenemos que reconocer nuestras propias emociones. Si somos positivos y así actuamos, eso se contagiará también a los niños. Si enfocamos la vida con humor, también ese humor se contagia.
En el caso de los niños, además pueden saltar de una emoción a otra. Pueden estar llorando desconsoladamente y de repente estallar en risa. O pasar de la rabia al llanto. Es normal. Hay que respetar esas emociones y dejar que las expresen.
¿Qué favorece la Educación Emocional?
Aceptar todas las emociones, sean agradables o no. No hay emociones malas. Es bueno que las vivan todas
Validar sus emociones, empatizar
Ayudarles a identificarlas, para que conozcan el nombre de cada emoción
Ayudarles a canalizarlas
Todo lo que no respeta sus emociones y permite su libre expresión, afecta en la Educación Emocional. Si les decimos frases como “no estés triste” o “no tengas miedo” les estamos reprimiendo una emoción; si un niño escucha “por qué tienes vergüenza si son conocidos” estamos juzgando su forma de ser, sin respetar lo que sienten.
Si quieres aprender más sobre emociones, de nuevo te recomiendo el curso que hice, habrá nueva fecha en Enero. También puedes descargar este libro sobre Educación Emocional.
Feliz semana!
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