Ayer por un momento pensé nos retiraban la custodia del piojo. Sí, sí, han leído bien, les aseguro que por un rato pensé como alguien de asuntos sociales pase por aquí nos quitan al piojo. ¿Por qué? Tras unos cuantos meses sin visitar la peluquería ayer tocó ir a ponerse guapo y me imaginaba lo peor pero no lo que pasó....
Hubo un tiempo en el que Piojo no ponía pegas para ir a la pelu. Se sentaba muy tranquilo y se dejaba pasar máquina, tijeras, peine y lo que fuera necesario. Siempre íbamos a la misma pelu, peluquería únicamente para niños, que es una maravilla. Pero como la crisis ha pasado por casa, como por la de la mayoría de los españoles, es uno de los lujos que hemos suprimidos. Las últimas veces una de sus tías le había metido tijera pero él no se dejaba y esta vez decidimos llevarlo a la pelu pero no a la de siempre sino a una cerca de casa.
Ufff.... antes de entrar le fuimos hablando de las maravillas de la peluquería y de lo guapo y fresquito que iba a estar tras el corte de pelos. Además, pese a no estar de acuerdo con los chantajes hicimos un trato tú te cortas el pelo y nosotros te compramos la espada del valor, una que venía con una revista infantil y que aún no sé porqué la llama espada del valor.
Nada más entrar advertimos a la peluquera y ella nos dijo que estaba acostumbrada a niños que no querían cortarse el pelo, incluso había tenido a unos trillizos que se negaron en banda desde que uno de ellos dijo NO. El piojo comenzó bien. Se sentó tranquilo en su silla coche y empezó a jugar con el volante pero no hizo más que ver las tijeras para empezar con el NO, no me vas a cortar mi pelito.
La chica, encantadora y con más paciencia que el santo Job, le puso la capa y le enseñó la máquina mientras le decía que en un pis pas habría terminado, que la máquina hacía cosquillas y se la puso en marcha en la mano para que comprobara. El piojo dijo no no no . Se negaba y negaba. No paraba de moverse y renegar. No había forma de convencerlo ni de comenzar con las tijeras.
Tras media hora de lucha me puse una capa, sentándome en una silla frente al espejo y me lo senté encima. La chica comenzó y él volvió con el Noooooooooooooooooooo mientras sufría de contorsiones cual niña del exorcista. Entonces la chica le dice anda que vas a estar muy guapo y él responde ¡YA SOY BASTANTE GUAPO! Obviamente, la peluquera, papá piojo y yo comenzamos a reirnos con su salida y sí, mi niño tiene la autoestima muy alta, ja ja ja ja.
No había forma así que para que la chica pudiera trabajar lo sujeté los brazos mientras papá piojo mantenía recta la cabeza y él gritaba y gritaba como si lo estuvieran matando. Por el espejo veía pasar a la gente y mirar asombrados sin saber qué pasaba. Y ahí fue cuando pensé ¡¡¡NOS QUITAN AL NIÑO!!!
La chica terminó con el corte. La verdad que muy bien teniendo en cuenta la manera de hacerlo y antes de terminar papá piojo fue al kiosco a por la espada del valor para que con ella en mano se dejara arreglar las patillas. El muy bicho cuando le pasaban la máquina por la primera se rió porque sintió el cosquilleo pues así y todo puso pegas en la segunda. Ahora sólo espero que la próxima vez no monte este lío. Yo creo que mejor no voy a cortarme el pelo a esa peluquería por si acaso la chica quiera vengarse¡¡¡ tras el mal rato pasado!!!
Besitos Avainillados