En la primera parte del post del mismo titulo que podéis leer aquí, os hablé de nuestros intentos para quedarnos embarazados.
Después de todas las intentonas imaginables ( y le pusimos mucha imaginación), y viendo que la cosa no funcionaba, decidimos pedir ayuda y ahí fue donde nos chocamos con la unidad de reproducción asistida.
Nuestra experiencia fue como sigue:
Primero nos preguntaron a los dos sobre antecedentes familiares, enfermedades, cuantas veces a la semana nos dedicábamos a la tarea, si habíamos tenido hijos de parejas anteriores, nos pidieron una analítica de sangre y nos hicieron una revisión de los bajos a cada uno. A mi me hicieron una citología para ver como estas por ahí abajo y pusieron a los soldaditos de maridín firmes para una revisión.
Si con eso no encuentran nada raro, pasan a la siguiente prueba: la histerosalpingografia. Esta prueba consiste, básicamente, en medir el estado y la permeabilidad de tus trompas de falopio. Vamos, que investigan si las tienes obstruidas o no. Es una prueba que se realiza mediante rayos X y un líquido de contraste. Tu tienes que ir cuando ya no tienes la regla y sin estar embarazada (ha habido casos) y se realiza en dos fases, primero introducen un especulo para limpiar la zona vaginal y luego, un tubito con un liquido de contraste para llenar el útero y las trompas de falopio para ver si existe alguna obstrucción o malformación de los mismos.
Es posible que te den algo de medicación para relajarte o para el dolor. Puedes tomarla o no, si no es necesario. En mi caso, la prueba resulto un poco dolorosa porque tenia una de las trompas obstruidas y la desatascaron allí mismo. Pero eso depende de cada una y de su tolerancia al dolor. Es un dolor soportable, pero puede perdurar un tiempo después de la prueba. Yo me tomé la tarde de sofá y tele..
Una vez pasado todo esto, nos dijeron que los dos estábamos bien y que no había motivos para no quedarnos embarazados. Que hay un porcentaje de parejas que, sin motivo médico, no pueden concebir, y que no nos podían decir cual era el motivo exacto por el que no podíamos engendrar a BB8.
Cuando el médico te dice que la opción es la fecundación, tu piensas.. ¿Y donde está la diversión de hacer hijos? Porque el proceso en si, es bastante farragoso. Por no hablar de la montaña rusa que eres tú cuando empiezas con las hormonas. Si, son esas cosas que te hacen reír y a los cinco minutos llorar como una magdalena sin motivo aparente. Te dicen que te tienes que pinchar una dosis de hormonas para favorecer el crecimiento de tu óvulo (o señor marqués, al que se lo tienen que dar todo hecho), entre unas cinco o siete inyecciones. A la semana, más o menos, el médico te hace una eco para ver como va tu señor marqués. Si el señor ya está en su punto, te recetan una inyección para que baje por el tobogán que es tu trompa de falopio, pero si está muy muy dispuesto a ese descenso, te dan otra para que no baje tan rápido.
Una vez esta hecho todo este proceso, tu maridín tiene que tener un rato de intimidad con un bote y luego llevarlo al hospital para que lo pasen por chapa y pintura (vamos, para que le dejen la esencia vital niquelada).
Y después de todo eso, llegas tú, te subes al potro, te pones en una posición con un pie aquí y el otro en Constantinopla (algo que al principio te parecía incómodo, pero que ahora es ya una costumbre) y dejas que la enfermera, el ginecólogo, la chica del laboratorio que le ha limpiado los soldaditos a tu chico y todo estudiante que se tercie, te vean los bajos. Y en esa posición mandan a las hordas invasoras de tu maridín a que tengan un encuentro romántico con tu señor marqués.
Te dejan reposar, como los pasteles, para que la masa suba, y te mandan a tu casa diciendo que ese día no hagas ejercicios bruscos.
Tu sales ese día del hospital como si te hubieran pegado las piernas con superglu, no vaya a ser que algo se pierda por el camino. Y luego te pasas los siguientes 15 días analizando cada posible síntoma que tu cuerpo manifieste.
Lo analizas todo, desde el pecho más hinchado hasta unas posibles arcadas. Todo, y cuando digo todo es todo, es un síntoma..
Nosotros tuvimos que repetir el proceso tres veces, y debo decir que hacer hijos no resultó en ocasiones muy divertido. Eso si, no renunciamos a intentarlo por la vía normal..
Pero cuando yo estaba a punto de tirar la toalla, maridín estaba ahí para recordarme que me acompañaba en todo el proceso y que todo tendría un final feliz. Y cuando era él el que tenía un día un poco torcido, era yo la que le animaba.
Creo que para todo este proceso es importante apoyaros mutuamente.
Es como una montaña rusa de emociones, y eso que nosotros nos quedamos en la primera fase.. Que no pasamos por una FIV (Fecundación In Vitro).
Y hoy puedo decir que tenemos a BB8 con nosotros y todo ha merecido la pena..
Nuestras recomendaciones:
Esto es una carrera de fondo, daros tiempo, quitaros estrés y disfrutad mutuamente de vosotros. A veces, los resultados positivos suelen venir en vacaciones, cuando estáis relajados. Pero sobre todo, daros tiempo, puede ser de seis meses, un año..
Tened muy, muy claro que es un paso que queréis dar los dos. Si al final optáis por la reproducción asistida, vais a vivir muchos altibajos emocionales y tenéis que apoyaros mutuamente. Un día por mi y otro por ti.
Podeis pedir cita con el ginecólogo para que os hagan una revisión por si hay algo por ahí que no funciona y no lo sabéis.
Y sobre todo, en caso de necesitarlo, pedid ayuda a los especialistas para que estudien vuestro caso. A veces, como nos pasó a nosotros, no hay explicación medica, pero que te digan que estáis bien siempre viene bien.
No hay que desesperar, los resultados suelen llegar, tarde o temprano. Y no os avergoncéis de nada. La recompensa de todo eso siempre será la sonrisa de un pequeño BB8.
Y si lo necesitas, podéis buscar apoyo moral en amigos y familiares. A veces, alguna persona ya ha recorrido ese camino y sabe por lo que estas pasando.
Mama bajo la lluvia
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