Sí es cierto que nuestro bebé puede tener fiebre y coger bacterias y virus del ent0rno pero nosotros tendemos a exagerar en este aspecto y pensar que son menos fuertes de lo que son.
Esa es la conclusión a la que han llegado unos científicos de la escuela King’s College de Londres tras analizar las muestras de sangre de 28 recién nacidos que nacieron prematuramente. Después de este análisis han llegado a la conclusión que los bebés tienen un sistema inmunológico distinto al de los adultos, es decir, que actúa diferente a cuando nos hacemos grandes.
Uno de los descubrimientos que han hecho, por ejemplo, es que las células T (linfocitos T) de los neonatos es distinta a la de los adultos. Pero no porque estén inmuno-deprimidas, que es lo que hasta día de hoy se creía, sino porque actúan de otra forma de lo que lo hacen las células adultas. En los bebés, estas células T se producen por una molécula antibacteriana muy potente que se conoce como “Il-8″ y ésta es la que activa los neutrófilos que actuarán sobre la sustancia invasora . De hecho se cree que también trabaja durante el embarazo.
Los linfocitos son un grupo de leucocitos que actúan como respuesta de protección ante un ataque de bacterias o microbios sin necesidad de activar anticuerpos.
La Dra. Deena Gibbons, autor principal del estudio e investigador en el Departamento de Inmunobiología, dijo:
“Hemos encontrado que los niños tienen un mecanismo de defensa anti-bacteriana que funciona de forma diferente a los adultos, pero puede ser eficaz en la protección de los pequeños ante sustancias extrañas.”
Este mecanismo de defensa de los bebés también es capaz de proteger al bebé de las infecciones en el mismo útero de la madre.
Con este estudio han podido ver que existe un sistema de protección de los bebés ante el ataque de sustancias extrañas que no se realiza mediante la producción de anticuerpos pero queda por descubrir el mecanismo exacto de esta defensa natural de nuestros hijos.
Además, esta actividad de las células T podría llegar a ser la clave en futuros tratamientos dirigidos a estimular el sistema inmunológico de los recién nacidos en cuidados intensivos, donde la infección es un riesgo importante de morbilidad y mortalidad. Los bebés prematuros, por ejemplo, están en serio riesgo de desarrollar enfermedades inflamatorias, como la enterocolitis necrotizante (una inflamación grave que destruye los tejidos en el intestino) y si se descubre cómo funciona este mecanismo de defensa en los bebés se podrá aplicar sobre los bebés de parto prematuro también para evitar este tipo de enfermedades.
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