Reserva un pequeño hueco en tu apretada agenda para ti y tu bebé, para que podáis disfrutar los dos de un masaje para tu pequeñín. Los masajes son un placer para cualquier bebé. Son relajantes, alivian cólicos y hacen que los niños tomen conciencia de su cuerpo. De la mano de nuestra especialista Irene Sánchez vamos a aprender algunas técnicas para relajarle. ¿Os apuntáis?
Ya sabéis que me gusta que os impliquéis en el bienestar de vuestro bebé de una manera más ?completa?, si se le puede llamar así. Sois una parte fundamental en el desarrollo de vuestro bebé y debéis mantener esto activo. Muchas veces nos pensamos que el bebé ya ha comido, ya está limpio, no tiene frío, no le duele nada,? y con eso es suficiente.
Pero, ¿por qué no trabajamos el nivel sensorial con nuestro bebé? Los bebés no tienen el sentido de la vista desarrollado, y para ellos el entorno es algo completamente desconocido visualmente hablando, pero su olfato y su oído le hacen tener una idea clara de dónde y con quién se encuentran en cada momento.
¿Y el sentido del tacto? Para un bebé las sensaciones táctiles son nuevas. El medio acuoso del que proceden, les impide tener una noción clara de lo que es ?sentir?.
Así que hoy vamos a dar nociones de cómo darle un masaje a nuestro bebé. No sólo para estrechar nuestro vínculo con él, sino para ayudarle por ejemplo con sus dolores de tripa.
Me voy a centrar en los masajes de la tripa, que quizá son los que más respeto suelen dar a la hora de realizarlos, pero podéis dar un masaje en cualquier parte del cuerpo de vuestro bebé.
Lo primero que hay que hacer es ?pedirle permiso?, sobre todo las primeras veces que lo hagamos. Tenemos que colocar las manos despacito y casi sin presión en la zona que vayamos a dar el masaje, en este caso la tripa.
Empezaremos desde la zona derecha y baja de la tripa del bebé. Si miramos el ombligo, comenzamos a una distancia de dos dedos (puestos en vertical) hacia la derecha del mismo. Desde ahí comenzamos con una caricia muy suave y vamos hacia arriba, hasta que se termina la parte blandita del abdomen. Ahí giramos hacia la izquierda y seguimos en línea recta hasta que a la altura del estómago bajamos hacia abajo por el lado izquierdo de la tripa. Es decir, vamos a hacer círculos en sentido horario a lo largo de todo el borde de la tripa.
Podemos hacer una serie de pases, aumentando poco a poco la presión que hacemos. Tened en cuenta que si apretamos demasiado, la tripa se pondrá dura, ya que es un mecanismo de defensa que realizamos ante la presión excesiva. Como no queremos que se ponga dura porque de lo que se trata será de relajar, vigilaremos el aumento de presión para que esto no suceda.
Una vez que hemos hecho estos pases, podemos centrarnos en un punto en concreto. Si notáis que la tripa está más dura en un determinado punto, podéis hacer más pases ahí, siempre teniendo cuidado y viendo las reacciones de nuestro bebé para no hacerle daño.
Lo siguiente que vamos a hacer son pases con las dos manos en el abdomen. Con la palma de la mano en la tripa y los dedos dirigidos hacia la cabeza del bebé, vamos a hacer un movimiento alterno entre ambas manos. Mientras una sube, la otra bajará y viceversa. Podemos comenzar con caricias e ir aumentando suavemente la presión.
Después de esto, haremos lo mismo pero con las manos en horizontal a la tripa de nuestro bebé, es decir, hacia un lado de la tripa (para ello tendréis que moveros o mover al bebé) y haremos movimientos alternos con las manos (una se alejará de nosotros y la otra se acercará y viceversa).
El siguiente paso va a ser con las piernas. Cogeremos las piernas de nuestro bebé por los tobillos y las llevaremos hacia su cabeza. Este ejercicio es muy sencillo, pero es el que más les cuesta a las madres porque tienen miedo de hacer demasiada presión. Bien, pues no tengáis miedo, porque el truco está en no apretar la tripa de nuestro bebé. Es decir, sólo tenéis que elevarle las piernas y el culete (sin apretar las piernas contra la tripa) y notaréis que el bebé hace el gesto de apretar. Ese será el momento de dejar de levantar las piernas. Os lo va a decir todo vuestro bebé. Ni que decir tiene que es un movimiento que hay que hacer despacito, sobre todo al principio, para que veáis cuando el bebé aprieta. Desde aquí, le estiraréis las piernas. Muchos bebés ponen resistencia, pero no es porque les hagáis daño, simplemente es un reflejo. Lo que podéis hacer es un balanceo de las piernas mientras las intentáis estirar. De esta manera, desviáis la atención del bebé y os dejará moverle las piernas. Una vez que estiramos las piernas (que no tiene porqué ser del todo), volvemos a doblarlas hacia arriba. Y así unas 10 veces.
Otro ejercicio con las piernas son círculos en sentido horario. Con la misma presión que el anterior. Veréis, igualmente, que cuando las piernas están dobladas en su abdomen, el bebé hace el gesto de empujar. Podéis repetirlo 10 veces.
Otro ejercicio, es hacerle la bicicleta al bebé con las piernas. Yo este ejercicio no suelo hacerlo mucho en consulta porque me apaño bien con los dos anteriores, pero os dejo ideas para que uséis los que queráis. Realmente, podéis hacer todos los ejercicios que se os ocurran, siempre que respetéis las presiones y la tolerancia de vuestro bebé.
Por último, podéis terminar con pases superficiales para terminar de relajar la tripa de vuestro bebé.
Yo os aconsejo que esto lo hagáis cuando el bebé tenga ganas de que se lo hagáis. Parece una tontería, pero no cualquier momento del día es bueno. El bebé tiene que relacionar el momento masaje con algo bueno, relajante, y un momento más para disfrutar con los papis. No es recomendable que se lo hagáis en plena rabieta para intentar relajarle o cuando tiene el ataque de cólicos agudo. Podéis hacerlo cuando esté despierto, relajado y receptivo y a muchos se os quedará dormido.
Podéis empezar a masajear a vuestro bebé desde que se le cae el cordón umbilical, pues cuanto antes comencéis más lo agradecerá vuestro bebé. Es una experiencia que no muchos padres disfrutan por miedo, porque no se atreven, o por falta de tiempo, y os aseguro que es tan reconfortante como muchas otras cosas que hacéis con vuestros bebés.
Ya me contaréis si os atrevéis a tener una sesión de masoterapia con vuestro bebé y qué tal os va!
Un saludo.
Irene B. Sánchez Parra
Fisioterapeuta y osteópata
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