La descubrió el padre de la criatura antes de que estuviéramos embarazados. En aquel entonces, la usábamos para los viajes en coche, para conciliar el sueño en el coche cuando yo lo necesitaba o simplemente para relajarnos.
No es una nana infantil ni ninguna melodía hipnótica, ni nada que se le parezca. Es una canción de Wilco muy especial, de 12 minutos y un tanto espiritual, que cuanto más se escucha, más gusta: ‘One sunday morning’.
Cuando estaba embarazada la solíamos escuchar mucho las mañanas de los fines de semana, y en cuanto nació, empezamos a usarla para dormir al fierecilla. En aquellos tiempos difíciles de lloros que duraban horas, yo usaba la teta, pero el padre se sacaba el as de la manga de la canción y siempre lo conseguía.
La seguimos ponemos en el coche, en momentos de tensión, rabieta o excitación y lo conseguimos dormir en poco tiempo. Y el enano, al oírla, se enfada, porque sabe que lo siguiente es caer en los brazos de Morfeo, aunque no quiera. Eso sí, tiene sus riesgos: también actúa con los padres.
¿Alguien se anima a probarla a ver si también le funciona?
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