Una de las razones por la que decidimos mudarnos de casa, además de que necesitábamos más espacio para el bebé y para nosotros, era darle al enano una habitación más cómoda y que fuera creciendo con él. Al final, se ha quedado con el cuarto más grande de la casa y confieso que es la que más me gusta, aunque el del bebé también va ganando terreno
Lo curioso es que la idea de decoración que tenía en un principio ha cambiado mucho en estas últimas semanas y se ha ido adaptando a lo que todos queríamos. El peque me dejó claro desde el principio que quería una habitación con paredes rojas. Algo que rechazamos desde ese momento, pero que me hizo cambiar mi idea de colores en este espacio. Era imprescindible que hubiera detalles en su color favorito. A la vez, planteamos una habitación que se adaptara a su edad y a sus gustos, aprovechando la mayoría de muebles que teníamos ya.
Era obligado un espacio para sus libros o rincón de lectura, otro para su cocina de juguete, para los coches y un espacio más con una mesa para pintar y hacer manualidades y en el que pudiera acompañarle un amigo.
Los detalles en rojo los hemos incorporado con la ropa de cama de coches de Vertbaudet, con el banderín que adorna los libros y con una silla acorde a su tamaño y con el mismo diseño que las nuestras del salón. Pero también con la inicial de su nombre en madera, una letra preciosa que preside la pared principal de su habitación y que encargamos en Cestaland. Es un detalle que me encanta y que combina muy bien con el vinilo de topos negros que colocamos en la pared (de DecoandKids).
Una pared de pizarra
Otro de los detalles que más me gusta de la habitación y que, en mi opinión, la hacen más original, es la columna de pizarra. En un principio, pensé en pintar una pizarra en la pared con forma de casita, pero después, en función de dónde fuimos colocando los muebles, se me ocurrió aprovechar esta columna de esta manera. La pintura la compramos en Leroy Merlín, le dimos dos manos (se termina enseguida) y esperamos dos días antes de estrenarla con las tizas.
Queda muy bien y nos da muchas posibilidades de juego, ¡un puntazo! Eso sí, mejor borrar la tiza con un paño húmedo que con uno seco, queda mucho mejor. Probaremos con un borrador clásico, pero me parece más higiénico para una habitación infantil limpiarlo de esta manera.
Además, hemos reciclado nuestro vinilo medidor de pared de la otra casa (y se ha quedado perfectamente pegado), hemos aprovechado para colocar un colgador y, sobre él, una lámina decorativa con la imagen de un zorro.
En las primeras semanas, dejé a su alcance pañales, toallitas y algo de ropa en el mueble que hay debajo para fomentar su autonomía. Pero gracias a que hemos conseguido dejar los pañales, estoy pensando en qué reconvertir este hueco que ahora nos sobra (aunque de momento lo mantenemos para el pañal de la noche). Lo del colgador sigue la misma idea: que pueda dejar el abrigo o coger su mochila cuando quiera.
Es una habitación sencilla pero que se irá adaptando a su edad conforme vayan pasando los años. Los muebles son funcionales (casi todos de Ikea, salvo la cama) y podemos cambiarlos de lugar conforme nos surjan otras necesidades. A mí, es la habitación que más me gusta de la casa, aunque nos falta poner más estantes de libros y las cortinas.
Es también la que más cuesta que esté ordenada, pero da gusto verle al enano corriendo de un lado al otro y disfrutando de tanto espacio.
¿Qué os parece la habitación?
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