Cada que llega un nuevo miembro a la familia todo se moviliza, por ende, surgen diversos problemas. ¿Cómo sobrellar los celos entre hermanos? Que la ansiedad y pánico no ataque.
Es totalmente normal que éstos se sientan desorientados y perciban al bebé como una amenaza.
Ello puede ser expresado por los niños con regresiones (se vuelven a hacer pipí encima, no quieren dormir solos….), pesadillas o cambios de conducta en los primeros meses. Si persiste el problema o se va agravando en lugar de mejorando, se recomienda una evaluación individualizada del problema.
¿Qué pueden hacer los padres?
Para empezar, si tu hijo tiene entre 2-5 años, no inviertas mucho tiempo ni energía en intentar explicarle tu embarazo y la llegada del bebé. No va a ser capaz de entender una situación tan desconocida para él y sin quererlo, a veces aumentamos su inseguridad ante el hecho.Espera a explicar de modo sencillo que va a tener un hermanito cuando ya quede poco para que ese día llegue.Procura que sus rutinas se vean lo menos alteradas posibles (no es momento de cambiarle de habitación, de colegio, quitarle el chupete y el pañal). Intenta que se unan el menor número de acontecimientos nuevos posibles y no sumes exigencias.
Dale permiso siempre para expresar sus miedos, resentimientos o cualquier emoción con respecto a su hermano. No se las censures. El niño necesita expresar sus emociones para poder superarlas y para ello, necesita tu aceptación de las mismas. Ayúdale a subliminarlas correctamente a través de juegos, de dibujos.
Respetar su ritmo de crecimiento y madurez
Por ejemplo, si sorprendes a tu pequeño intentando “pegar” al bebé, llévatelo a otra habitación y pregúntale “¿Estás enfadado con el bebé?”. ”Cuando lo estés, vienes y se lo cuentas a mamá, ¿vale?, pero no se le puede pegar. ‘’¿Quieres que juguemos a dibujar?” y a continuación facilítale material para dibujar y expresarse. No corrijas sus dibujos, que sean un espacio donde sacar todas las emociones, también las negativas.No intentes hacer más mayor a tu pequeño antes de tiempo por el hecho de que ha llegado un hermanito (quitándole el biberón, chupete, pañal….). Respeta su ritmo del mismo modo que si fuera hijo único. Tampoco cometas el error de alargarlo por intentar igualarlos.
Es importante que en general, no busquemos igualdad entre hermanos. Cada uno es único y debemos tratarle como tal. A veces intentando ser sumamente igualitarios cometemos más injusticias. Cada etapa y edad tiene exigencias diferentes que deben mantenerse y cada niño requiere una adaptación particular (hay niños con los que hay que ser más correctivos y niños con los que se puede ser más relajado). No te sientas mal por ello y conseguirás que ellos vayan aceptándolo con normalidad.
Cada hermano es diferente, con sus virtudes y defectos
No trates de darles las mismas cosas, vestirles igual, regalarles a la vez….deben aprender desde pequeños que cada uno tiene sus privilegios puntuales y que se alternan. Hay que aprender a aceptar el protagonismo del otro (Por ejemplo: nada de regalar a todos los hermanos el día de cumpleaños de uno de ellos).Dedica siempre un tiempo de calidad y exclusividad a cada uno de tus hijos. Busca pequeños momentos que sean únicos (momento de llevarle al cole, de acostarse, algún juego que sólo lo hagas con él…).
Evita siempre las comparaciones, no olvides que cada persona es única . Resalta siempre lo individual.
Motívales a compartir experiencias juntos
A medida que vaya llegando el momento de interactuar entre ellos, fomenta el compañerismo y la armonía (anímales a compartir juegos y enséñales cómo se hace), pero acepta que los hermanos no siempre se llevan bien y que es normal enojarse entre sí. No cohibas continuamente ésas emociones porque empeorarás el problema, sólo pon límites claros a su conducta: prohibido pegarse o insultar.No acudas al primer signo de discusión, concédeles primero la oportunidad de resolverlo por ellos mismos. Los niños pequeños suelen resolver físicamente aquello que no saben resolver con palabras, así que será frecuente que el asunto llegue a las manos. Los más mayores también recurren a menudo a esta estrategia buscando atención inmediata de los adultos.
Escucha los motivos, deja que se expresen, pero también deja muy claro que ese comportamiento no se tolera. Advierte que se irá a un rincón sin juegos si continúa haciéndolo. Si persiste, llévale a ese rincón y vuelve a explicarle por qué está ahí.( Aproximadamente, un par de minutos bastarán hasta los dos años y unos cinco minutos si ya tiene cuatro). Al pasar el tiempo, anímale a pedir disculpas y refuérzalo positivamente si lo hace, elogiando su conducta. Esto es lo que se conoce como Técnica de Tiempo Fuera.
Maribel González es psicóloga colegiada: M-13898, con máster en Psicología Clínica por la Universidad Complutense de Madrid y parte del equipo de profesionales del consultorio médico Estrella, en Madrid capital.