Generalmente, el miedo se manifiesta en la infancia, como un proceso de respuestas motoras y cognitivas con las que están reaccionando ante un estímulo que les es desconocido. Sensaciones como el temor, el desconcierto, la desconfianza o la ignorancia unidas, pueden hacer que el niño se muestre especialmente incómodo y dubitativo porque no sabe cómo gestionar y evitar ese sentimiento que les es desagradable.
A menudo, los psicólogos ponen un ejemplo que me ha gustado mucho para ilustrar cuando el miedo se convierte en algo irracional y que debe tratarse: las fobias:
Imaginad esta situación:
Un niño, que por primera vez acude a una sala de cine, oscura, y donde se está visionando una película ''para niños'' pero con ''buenos y malos'', se mostrará con miedo. Es lógico, pues nunca antes había vivido una situación parecida. Sin embargo, imaginad a otro niño, de su misma edad, con unos 5 años, que acude a ver esa misma película. Nada más entrar y advertir de que la situación es algo diferente 'echa a correr' gritando o llorando.
Pero volvamos al miedo. Existen, desde el punto de vista puramente psicológico, varias fases del Miedo en los niños. Yo las he resumido en 4 grandes etapas.
- La primera fase. Según muchos expertos, los bebés manifiestan el miedo desde la Primera infancia, concretamente antes de los 6 meses de vida. Cuando el bebé nace y durante la primera fase de su existencia, la sensación de apego es enorme entre madre e hijo. A medida que va creciendo, esta sensación continúa pero disipada por otros actores que empiezan a aparecer en su entorno: la guardería, sus amiguitos, otros papás y mamás, los abuelos..los tios...
- 2 a 6 años. Aquí se inician en el miedo a la oscuridad, a los ''fantasmas'', a las brujas de los cuentos, a los monstruos, a todo estímulo puramente imaginario o fantástico.
- Desde los 6 años a la pre adolescencia. Los miedos se vuelven más realistas y objetivos. Los niños ya saben diferenciar entre la realidad y su interpretación. Es común ahora, empezar a tener miedo de lo abstracto. Los miedos se interiorizan y se vuelven más acentuados.
-Adolescencia: Empieza una época en la que los miedos están directamente relacionados con el sentimiento de fracaso, rechazo, los cambios en la imagen personal, la imagen que proyecta el joven en su entorno, la aceptación social, escolar... ¡lo que es un adolescente, vamos! Seguro que lo tenéis muy, muy claro algunos de vosotros ¿verdad?
Vamos a identificar, a continuación, los consejos que podemos poner en práctica para con los peques del hogar.
-En primer lugar, muéstrate tranquilo y natural hacia el miedo que pueda sentir tu peque. Que tus hijos vean que no te preocupa en exceso, les hará ver que, efectivamente, su ''problema'' es tratable y no tiene por qué ir más allá. Los padres excesivamente preocupados suelen ser un referente negativo ya que hacen que sus hijos sean inseguros. Puedes, dentro de tu actitud positiva y natural, proponerle jugar a sus juegos de construcción habituales. Puedes fingir un escenario en el que ambos jugaréis a ''los buenos'' y a ''los malos'' e intercambiar roles. Repetir este juego, puede hacer que vean las diferencias entre: realidad-ficción miedos infundados o sin motivo- miedos reales u objetivos.
-No forzar a que los niños pasen por situaciones que temen. Es un atajo que suele salir muy mal. Es mucho más recomendable someter al niño a ''pasos pequeños'' donde se le esté exponiendo al miedo muy lentamente. Si, por ejemplo, a tu hijo le da mucho miedo Halloween, y no quiere oir hablar de él, no le fuerces a celebrarlo o a disfrazarse. Busca excusas, de forma paulatina: hazle ver la parte positiva de esta fiesta.
- Matizar la parte positiva, delante de ellos. Los amiguitos, los disfraces, las chucherías, las canciones...pueden ser los mejores elementos para que tu hijo vea que no está tan mal esta fiesta. Además, puedes explicarle que ''es todo de broma'', y que jugáis a que estáis ''en un cuento o en una película''. Que tu pequeño vea el elemento de ficción es vital para que no asocie miedo a situaciones de la vida cotidiana. ''Jugais al miedo'', no os dais miedo de verdad. He ahí el matiz.
-La escenificación emotiva o ''ayudar al bueno'': Una cosa que suele funcionar con los peques es hacerle ver que tiene que ayudar a su héroe (imaginario) en una misión contra el miedo. A esto se le llama escenificación emotiva. Jugad con vuestro pequeño, aunque al principio le cueste y no quiera, a lo divertido que es luchar contra el miedo. Correréis por la casa o por el parque, os comunicaréis, hablaréis de ''los malos'' y elogiaréis la conducta ''buena y valiente'' del otro, por haberse expuesto a este estímulo.
- Los cuentos. Volvemos a retomar esta acción, aparentemente tan típica. Y es que los cuentos son fuente de conocimiento y la mejor herramienta para explicar un concepto algo más abstracto o difícil, a un niño. Utiliza un cuento para explicarle a tu hijo por qué en la vida real hay ''buenos'' y ''malos'' y que los buenos deben aprender a aceptar que los malos existen, pero seguir ''portándose bien'' y contribuir a un mundo mejor.
Dile a tu peque que aunque el monstruo, la bruja, o los fantasmas aparezcan como fuertes e invencibles en los cuentos, en la realidad no existen. Son personajes de ficción para hacer una historia más interesante.
¿Se os ocurren otros trucos o consejos para ayudarles a reducir el miedo?