“No tiene respeto por nada”
“Se está convirtiendo en un mal educado”
Si todavía no sabes manejar las malas contestaciones mostrándote como un ejemplo a seguir, echa un vistazo al listado que te propongo. En 8 pequeños consejos, puedes obtener grandes resultados.
No lo tomes como un ataque personal. Su comentario tiene que ver con un conjunto de circunstancias, no solamente contigo.
No respondas de malas maneras. Sino, lo único que conseguirás es entrar en un conflicto de poder con el niño a la vez que te estarás presentando como un modelo inadecuado e incongruente con lo que estás promulgando. Recuerda, el ejemplo es la mejor lección que le puedes dar.
Intenta averiguar qué hay detrás de la mala contestación. A pesar de que la forma no sea la adecuada, puede que te acabes centrando en ese comentario en lugar de conocer si hay algo que le preocupa, le ofende, le hace sentir vulnerable o inseguro… Averiguar la causa puede permitirte resolver el problema, lejos de centrarte solamente en el síntoma.
No le des mucho bombo a su mala contestación. En lugar de aflojar el clima de crispación, lo avivarás y, en lugar de centrarte en lo que se supone que sí debería hacer, te acabarás centrando en aquello que hace mal, alimentando sensaciones desagradables en el niño que alargarán el conflicto.
Explícale que no debe de hablar así, sin alterarte y sin entrar en discusión. Recuerda, la única manera de disipar el fuego es permitiendo que se calme y para ello es mejor que le expliques una vez las cosas, sin encallarte en repeticiones o recriminaciones de lo mal que se está comportando. De esta manera, solamente estarás sumando un conflicto más al actual.
Déjale claro que las malas contestaciones no funcionan. Por ello, en lugar de echar más leña al fuego, debes de extinguir ese canal comunicativo. Cuando el niño te habla mal y tú respondes alterado y hablándole mal, estás autorizando esa manera de relacionaros. Tiene que ver que, de esa forma, no os vais a comunicar hasta que cambie su formato. Por ello, es mejor un silencio que una retahíla de reprimendas.
No critiques nunca al niño cuando responda de forma inadecuada, sino a la contestación, a su tono de voz o a sus formas. Así no se sentirá tan juzgado. No es lo mismo “Eres un maleducado” que “Ese comentario es de mala educación”.
Refuerza su conducta cuando dé su punto de vista de buenas maneras o incluso cuando exprese desacuerdo o enfado respetando unos límites. Recuerda, el objetivo no es que siempre esté contento y le parezca todo bien, sino que sepa manejar su frustración, decepción o desacuerdo.
Si quieres profundizar más sobre el tema, echa un vistazo a los básicos en Disciplina Positiva:
20 ideas básicas sobre disciplina positiva
¿Más ideas para el manejo de las malas contestaciones? Cualquier sugerencia que os funcione, será bienvenida. ¡No seáis tímidos!