Siempre dicen que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. ¿Y detrás de un gran médico? Pues probablemente un gran equipo de enfermeros, auxiliares, celadores... La semana pasada mi amiga Diana (enfermera de quirófano del Hospital La Paz) nos anunciaba que el periódico El País les había hecho un reportaje. Estaba emocionada porque, por lo visto, las fotos eran muy bonitas. El entusiasmo de la semana se desvaneció el domingo cuando otra de mis amigas (ésta auxiliar) le daba la noticia de que había leído el reportaje y solo salían los médicos. Y creo que es de ley reconocer la labor de todo el personal sanitario. Precisamente el día que hicieron el reportaje, Diana, como muchas de sus compañeras, estuvo trabajando 14 horas. Ella se dedica a trasplantes. Pero parece que solo los realizan los médicos. Efectivamente la labor del médico es magnífica, pero hasta que el paciente llega a la mesa de operaciones, durante la intervención y en la recuperación el papel de las auxiliares y enfermeras es fundamental. Como el de una maquinaria de un reloj. Todo debe ir en consonancia para que marque en punto las horas.
Las enfermeras y auxiliares no son las que te toman la temperatura y limpian culos. Su labor, en la sombra, es mucho más que eso. Y muchas veces nos tendríamos que parar a pensar si realmente consideramos su profesión. ¿Cuántas veces hemos oído una queja de un paciente porque le ha tomado la tensión la enfermera y el médico ni siquiera le ha visto? Yo muchas. Y lo gracioso del tema es que es la enfermera quien debe hacerlo. Para ello ha estudiado y tiene un título, por cierto reconocido en España desde hace 100 años.
Pues aquí va mi sentido homenaje a todas esas enfermeras y auxiliares que, aunque no lo sepamos, nos hacen la vida mejor
Las he mencionado en femenino porque son ellas más que ellos y porque me da la gana, básicamente.¡¡FELIZ MARTES!!