Para ti, que has estado calculando y recalculando tu fecha probable de parto, para saber a qué protocolos atenerte, a qué medidas de contención, a qué fase del estado de alarma.
Para ti, que has hecho un estudio exhaustivo de los protocolos hospitalarios durante la pandemia, volviéndote loca con la información variable y contradictoria, intentando elegir el lugar más respetuoso para traer al mundo a tu criatura.
Para ti, que has ido a las ecografías rutinarias sin acompañamiento, que has escuchado latir el corazón de tu bebé sola, que has visto sus manos y sus pies moverse en el monitor sin poder compartirlo con quien más necesitabas.
Para ti, que has acudido a todas las citas sola, que te has sometido a la obsoleta curva de la glucosa sola, con ganas de vomitar, deseando que pasara el tiempo para poder irte a tu casa.
Para ti, que estando ya en trabajo de parto, molesta, con dolores, con miedo, has tenido que aceptar hacerte una prueba PCR, deseando que fuera negativa y añadiendo estrés a un momento que debería ser sagrado y lleno de paz y quietud.
Para ti, que has dado a luz con mascarilla, en un momento en que todo oxígeno es poco.
Para ti, que has parido sola, sin tu acompañante, sin alguien cercano que te tienda una mano en el momento más importante de tu vida.
Para ti, que has sufrido violencia obstétrica, una cesárea evitable o un parto instrumentado sin razón con la única excusa de protegerte a ti y a tu bebé del COVID19.
Para ti, que has sido separada de tu bebé por protocolos variables e inciertos, para finalmente saber que el riesgo era mínimo y que ese nunca volverás a tener ese momento con tu recién nacido.
Para ti, que a pesar de la separación has conseguido tener una lactancia satisfactoria.
E incluso más para ti, que por causa de no tener contacto piel con piel con tu bebé has visto tu lactancia fracasada.
Para ti, que has vuelto a tu casa después de convertirte en madre y has pasado, días, semanas o meses sin poder recibir visitas (si las deseabas).
Para ti, que en la época de tu vida en la que más apoyo y acompañamiento necesitabas, has visto desaparecer clases de preparación al parto, grupos de apoyo a la lactancia y no has podido juntarte con las personas que habrían sido tu sostén.
Para ti, que has encontrado consuelo, escucha y ayuda en grupos virtuales de madres, creando una tribu y una red de apoyo en la que plantear tus miedos, dudas, consultas. Y menos mal.
Para ti, que te has enfrentado al momento más grande e incierto de tu vida en plena pandemia mundial. Que has traído vida en tiempos donde solo se oía hablar de muertes; que has dado a luz en medio de una terrible oscuridad.
Para ti, que no te has rendido, que te has armado de coraje: lo has conseguido. Hoy, último día del año, puedes mirar atrás y sentirte orgullosa. Eres increíble. Que lo recuerdes cada día. Feliz 2021.