Antes de tener hijos, pensaba que siempre iba a ser cariñosa pero firme con ellos. Que no iba a perder los nervios. Que nunca, jamás, les gritaría, porque es lo peor que se puede hacer.
Antes de ser madre, se veía a sí misma hablando con ese hipotético hijo, razonando con él por qué no podía hacer tal o cual cosa, escogiendo palabras adecuadas que él escucharía atentamente y asimilaría a la perfección (porque antes de ser madre, se sentía como una experta psicóloga capaz de manejar cualquier situación).
Cuando aún no era madre, juzgaba un poco a los que "consentían" que sus hijos montasen un escándalo en público, porque pensaba que esos padres no se estaban esmerando lo suficiente en la educación de sus hijos.
Antes de que llegara el momento, ella siempre imaginaba que se iba a pasar las horas inventando juegos super creativos para sus niños, que estaría continuamente maquinando algo para divertirse juntos y que nunca se le iban a acabar las ideas.
Antes de ser madre, ella era una madre de puta madre.
Hoy, he sentido el impulso de viajar al pasado con mi Delorean, buscar a esa chica y decirle cuatro cosas.
Le diría que será muy cariñosa, a veces rozando el empalagamiento, pero que en muchas ocasiones le faltará firmeza. Que llegará a perder los nervios. Y que le gritará, aunque luego se arrepienta mucho.
Le confesaría que a veces se va a quedar sin palabras, y que cuando las tenga, habrá momentos en los que ese niño del futuro no la va a querer escuchar y ella se ofuscará y se sentirá impotente.
Le contaría que va a vivir situaciones en las que su futuro hijo se la lie parda en el supermercado, en un restaurante, en una tienda llena de gente. Que pasará vergüenza, se sentirá juzgada y se preguntará si está fallando en algo.
También me gustaría decirle que habrá días en los que las ideas se acaben, que muchas veces estará cansada y con el cerebro colapsado y que tendrá que recurrir, inevitablemente, a ese aparato tan perjudicial llamado televisión.
Quería decirle todo eso, pero he decidido dejarle que descubra por sí misma que las madres perfectas solo existen en las series americanas que ponen en la tele.