Hoy hablamos sobre la asertividad. Esta habilidad social sobre la que es probable que hayas oído hablar últimamente. Se trata de una actitud ante la vida y ante las relaciones interpersonales. Una forma de ser que debemos entrenar para ser más felices y relacionarnos mejor con nosotros mismos y con los demás.
¿Qué es la asertividad?
La asertividad es un componente esencial de las habilidades sociales. Una actitud ante la vida que debemos educar y, como tal, ayudar a nuestros hijos a desarrollarla.
Podemos definirla como una actitud de autoafirmación y defensa de nuestros derechos personales. Incluye la expresión de nuestros sentimientos, preferencias, necesidades y opiniones, de forma adecuada; respetando al mismo tiempo, los de los demás.
La asertividad incluye 3 áreas principales
La autoafirmación, defender nuestros derechos, hacer peticiones y expresar opiniones personales.
La expresión de sentimientos positivos, como por ejemplo hacer elogios o expresar agrado o afecto,
La expresión de sentimientos negativos, como por ejemplo manifestar desacuerdo, desagrados, disconformidad, pero de un modo adecuado y siempre cuando está justificado hacerlo.
Beneficios de actuar con asertividad
La asertividad tiene consecuencias muy positivas sobre nosotros y sobre las personas con las que interactuamos. como por ejemplo:
Facilita la comunicación y ayuda a mantener relaciones personales más satisfactorias.
Mejora la autoestima.
Favorece las emociones positivas, en uno mismo y en los demás.
Por ello es importante que desde bien temprana edad ayudemos a nuestros hijos a desarrollar una actitud asertiva ante las dificultades que se le van a ir presentando a lo largo de su vida.
El ambiente familiar influye en el desarrollo de la asertividad, sobretodo porque la asertividad tiene mucho que ver con la autoestima y autoconcepto que nuestros hijos van desarrollando durante su infancia.
Las personas poco asertivas experimentan sentimientos de aislamiento, de inseguridad, baja autoestima, depresión, temor y ansiedad en las situaciones interpersonales. También suelen sentirse rechazadas o utilizadas por los demás.
Características de las personas asertivas.
Se conoce a sí misma y suele ser consciente de lo que siente y de lo que desea en cada momento.
Se acepta incondicionalmente, con sus más y sus menos, con sus éxitos y sus fracasos.
No exige las cosas que quiere.
Sabe decir no cuando no desea realizar algo, no se deja influenciar, ni chantajear.
Sabe pedir favores y mostrar agradecimiento por ello.
Sabe aceptar las críticas constructivas.
Acepta sus limitaciones, pero no se resigna.
Se respeta y se valora a sí misma y a los demás.
Es capaz de expresar y defender sus derechos, respetando los derechos de los demás.
Se comunica de forma abierta, directa, franca y adecuada.
Elige, en la medida de lo posible, a las personas que le rodean y de forma amable pero firma, determina quiénes son sus amigos y quienes no.
Suele expresar adecuadamente sus opiniones, deseos y sentimientos en lugar de esperar a que los demás los adivinen.
Ve y acepta la realidad.
Actúa y habla con base en hechos concretos y objetivos.
Toma decisiones por voluntad propia.
Acepta sus errores y aciertos.
Utiliza sus capacidades personales con gusto.
Es autoafirmativo, siendo al mismo tiempo gentil y considerado.
No es agresivo; está dispuesto a dirigir, así como a dejar que otros dirijan.
Puede madurar, desarrollarse y tener éxito, sin resentimiento.
Permite que otros maduren, se desarrollen y tengan éxito.
Pide lo que necesita, dice lo que piensa, y expresa lo que siente, con respeto.
La asertividad se puede aprender
La asertividad se aprende, no es innata. Se aprende con la práctica y debemos reconocer que es una obligación moral enseñarles a nuestros hijos a saber estar y comportarse tanto con los iguales como con los adultos.
Podemos enseñar a nuestros hijos a ser asertivos de dos maneras:
de forma indirecta, se trata de todo lo que podemos influir en el niño sin que él se dé cuenta o
directa, con técnicas concretas. Elogiando y reforzando las capacidades de nuestros hijos y cuidando mucho el lenguaje con el que nos dirigimos a ellos.
En conclusión, educar a nuestros hijos para que tengan actitudes asertivas supone:
enseñarle a expresar sus sentimientos, sus deseos y decidir acerca de lo que quiere y no quiere hacer
enseñarle a respetar la individualidad de cada uno, incluida la propia, respetando las libertades y derechos de los demás y defendiendo los propios.
Una persona asertiva es una persona con más posibilidades de ser feliz, con buenas habilidades sociales, que toma sus propias decisiones y se siente autónomo y capaz de llevar a cabo su propia vida.
Fuente: Cómo mejorar tus Habilidaes Sociales. Programa de asertividad, autoestima e inteligencia emocional. Elia Roca. ACDE Psicología.