Los maestros de corazón siempre entran en las aulas con una sonrisa
Esa es la auténtica verdad. Todos los docentes que se apasionen y emocionen con su profesión al abrir las puertas de sus clases, intentarán dejar de lado los problemas personales, y se centrarán en sacar lo mejor de sí mismos. Son conscientes de que transmitir alegría, felicidad y entusiasmo a sus alumnos es algo muy importante, y no dudan siempre en practicarlo.
Los educadores infantiles abren la puerta del mundo a los más pequeños
A pesar de lo que digan muchas personas, los educadores y maestros infantiles tienen un papel muy importante en los niños. Son los primeros profesionales encargados de ofrecer a los más pequeños experiencias agradables y momentos de felicidad. Los educadores son los que sorprenden a los niños. Los que les llenan de ilusión. Y los que les brindan oportunidades de desarrollar su autonomía, de ser independientes.
Son esas personas que dan todo el amor y cariño del mundo a los niños, y se preocupan como los que más cuando están enfermos. Habrá bastantes padres que sepan ver el esfuerzo y su dedicación, pero también tendrán que tratar con familias que no comprendan lo que hacen, y que lo único que quieren es poner piedras y obstáculos en su camino.
Los docentes de corazón siempre van a querer lo mejor para los alumnos
Son capaces de luchar, son capaces de ir a manifestaciones dándoles igual que les descuenten dinero de su sueldo por hacerlo. Siempre van a estar al pie del cañón cuando vean alguna injusticia, y siempre van a protestar cuando crean que algo no va bien dentro de las aulas. No se cansarán de repetir que el sistema educativo actual está obsoleto y que no está adaptado a los alumnos. Y muchos de ellos, serán despedidos de los centros educativos por decir lo que piensan, por sacar la cara por los estudiantes, y defenderlos con todas sus ganas.
Y siempre van preocuparse por su bienestar
Los maestros de corazón siempre se van a preocupar de que los alumnos estén bien y cómodos en las aulas. Y si presencian que alguno de sus estudiantes se encuentra mal, está triste o rompe a llorar en medio de clase, van a ir a calmarlo sin pensárselo dos veces. Y lo van a hacer porque son humanos y con un gran corazón. De esa manera, también estarán transmitiendo a sus alumnos dos valores increíblemente importantes en el día a día: sensibilidad y empatía hacia los demás.
Los profesores enseñan a los alumnos a cuestionarse todo
Los profesores de vocación no quieren a los alumnos sentados en sus sillas escuchándoles una hora sin hacer nada. Los maestros de corazón darán oportunidades a los estudiantes para que puedan preguntarse cosas, para que tengan la oportunidad de investigar, de buscar información, de ser conscientes de su propio aprendizaje. Educarán a alumnos activos e intentarán con todas sus ganas alejarlos de ser parte de una sociedad sumisa, que siempre baja la cabeza, que todo le parece bien, y que no se cuestiona absolutamente nada.
Los maestros de corazón van mucho más allá del contenido académico
Son conscientes que el sistema educativo actual obliga a los alumnos a adquirir algunos conocimientos concretos para ir superando cada etapa. Pero, también saben que aprender a ser personas, es algo muy importante para el desarrollo de sus estudiantes. Por eso, tienen en cuenta las emociones, las ideas y los sentimientos de los alumnos. Ven mucho más allá de las matemáticas, del inglés y de la historia. Ven a niños, adolescentes y jóvenes, que en un futuro serán adultos. Y quieren lo mejor para ellos. Por eso, se esfuerzan tanto en aplicar valores y educar para la vida.
Siempre están dispuestos a echar una mano en lo que haga falta
Sé de maestros y profesores que han apoyado incondicionalmente mucho a familias ante un problema de sus hijos. Sé que muchos educadores han escuchado los miedos y las inseguridades de los padres sin juzgarles en ningún momento. Siempre están dispuestos a ayudar en lo que haga falta, y muchas veces se implican mucho con los alumnos y con sus respectivas familias.
Los educadores y maestros no tienen mil ojos, pero lo intentan
Todos sabemos que los más pequeños tienen curiosidad y muestran interés por prácticamente todo. No ven el sentido del peligro, y cualquier situación, lugar y momento les parece bueno para investigar un poco. Los educadores no tienen mil ojos, pero, os aseguro que lo intentan. Intentan tener una visión general de todos los niños en cada momento para que no ocurra un accidente y se hagan daño. Desgraciadamente, algunas veces, porque son humanos y no robots, no han podido evitar la caída leve de algún pequeño, y creedme que les duelen más a ellos que al niño.
Siguen aguantando a pesar de todo lo que han sufrido
En España han tenido que escuchar de bocas de políticos que “la educación física, musical y plástica son asignaturas que distraen a los alumnos de las materias importantes”, que “no sé de que se quejan los profesores si tienen todo lo que quieren. Ya me gustaría a mí”. En ocasiones, algunos padres les han llegado a decir “que no son dignos de trabajar en un centro”, o eso de ” no era tan difícil cambiar a mi hijo el pañal cuando saliera”.
Y lo seguirán estando porque a pesar de todo, adoran su trabajo
Los maestros de corazón sienten pasión por lo que hacen. Esa es una de las razones de por qué no han abandonado el barco nunca. A pesar de todo lo que les digan, ellos abrirán las puertas a estudiantes y familias. Además, estoy segura de que les ayudarán en todo lo que puedan. Porque sí, porque los maestros de corazón adoran lo que hacen y se apasionan por su trabajo.
Invito a todos desde el blog que se valore, respete y reconozca mucho más la profesión de los docentes. Ellos pasan gran parte de su tiempo con hijos, sobrinos y nietos. Se esfuerzan cada día por sacar lo mejor de los alumnos. Les intentan comprender y les escuchan. Muchos de ellos tienen que estar con más de veinte alumnos. Y en muchas ocasiones no tienen ningún tipo de ayuda.
Y siempre intentan hacerlo lo mejor posible a pesar de ser increíblemente complicado. Por favor, traten de ponerse en su lugar la próxima vez que hablen de ellos. No se dediquen a juzgar a los maestros y profesores de corazón. Muestren un poco de empatía hacia los demás, quizás les vaya mejor así.