Si yo sé que bullen de energía y calor
sus entrañas de tierra,
Si su estómago digiere sales, minerales y nutrientes COMO TÚ.
Si tiene una linfa que recorre su cuerpo entero,
desde su cabeza hasta sus pies, limpiando cada porción de su piel.
Atrévete a decirme que no siente.
Si es madre y tiene muchos retoños que crecen,
en sus faldas, ramas y cuevas.
Si es padre y levanta sus robustos brazos para sostener los nidos,
y poderosas piedras protegen a sus hijos sin excepción.
Atrévete a decirme que no se emociona,
cuando se cubren sus faldas de amapolas y margaritas.
Si hasta se enamora, al brillar bajo la luna
en las puntas de sus cabellos blancos, en invierno.
Atrévete a decirme que no respira.
Si yo veo que sus pulmones alimentan a miles de seres.
Atrévete a demostrarme que es inculta,
cuando vive en un equilibrio perfecto y es sabia por naturaleza.
Atrévete a decirme que no habla,
que no canta, que no oye, que no… quizás es que no conozcas su idioma.
O quizás es que nunca te has sentado en silencio,
en su regazo.
Atrévete a sentarte en medio de la montaña, inspira y espira,
Conecta y por fin ¡siéntete en casa!
Nunca más pensarás que ella no es COMO TÚ.
Estoy de acuerdo contigo no es humana; ni divina.
¡Ni falta que le hace!
No necesita demostrar lo que vale,
ni tener buen curriculum
ni defenderse o luchar para que no la maten.
No se resiste, se adapta.
Sabe que es impermanente y no se apega a nada; ni a nadie.
Para ella todo es correcto, la tormenta o la sequía,
la nieve o el deshielo, la mano del leñador o las garras del zorrillo.
Es tolerante con las nuevas especies y se aclimata a los cambios,
al despertar del volcán o al granizo del verano.
Tú le pones nombre y coordenadas,
la quieres controlar desde tus satélites,
pero ella sabe que no tiene fronteras,
está siempre unida al universo y al fondo de la tierra.
Todo le pertenece y pertenece al Todo.
COMO TÚ