A día de hoy, más cerca ya de los 13 meses que del año recién cumplido, las cosas siguen igual. Nuestra pequeña saltamontes hace caso omiso a la televisión (circunstancia que por otro lado nos reconforta y nos alegra). Sin embargo, su total indiferencia ante la caja tonta tiene un límite: Los anuncios publicitarios. ¡A Maramoto le encanta la publicidad! (Dato que le tendré que recordar cuando sea más mayor y la maldiga). Si la programación de una cadena fuese de 24 horas de publicidad, creo que tendrían a una telespectadora fija e incondicional bailando sin parar al son de los diferentes spots publicitarios.
Al parecer, al hermano de la mamá jefa, cuando era pequeño, le pasaba lo mismo. Y a mí, según mi madre, también. Aunque ambos, según nos cuentan, éramos dos nenucos que poco teníamos que ver con la energía que derrocha Maramoto. Así que no sé si esto cuenta. Pero tengo la sensación de que los anuncios reúnen una serie de características que los hacen muy atractivos para los bebés: Su corta duración, la música que los suele acompañar y sus imágenes impactantes que se suceden a gran velocidad captan rápidamente la atención de los más pequeños, que reciben una gran cantidad de estímulos visuales y sonoros en un corto espacio de tiempo.
Y hasta con los anuncios, que se suceden de forma interminable, se puede ver cómo nuestros bebés empiezan a coger predilección por unos u otros. Como os comenté ya en alguna ocasión, a Mara le fascina la música. Así que como no podía ser de otra forma, enseguida ha empezado a decantarse por aquellos en los que predomina el aspecto sonoro. Ahora mismo hay dos anuncios que le vuelven loca. Es escucharlos y esté donde esté ponerse a mover sus caderas con ese flow que nos tiene enamorados perdidos. Uno es el de Toyota Auris, con la canción ‘A horse with no name’ de America. Y el otro el último de ING Direct: “Yo no quiero ser antes, yo quiero ser después….”. Así que en cuanto suenan estos anuncios no es difícil vernos a todos cantando y saltando por la casa al ritmo de la publicidad. Quién nos lo iba a decir hace ahora poco más de un año…
¿Y vuestros peques, con qué anuncios se vuelven locos de la emoción?