Hace ya más de un año que mi hija dejó la lactancia materna. Tenía entonces casi tres años y fue ella misma quien decidió que aquella etapa debía quedar atrás. Fueron tres años fantásticos, de contacto indescriptible, de conexión fantástica con mi bebé convertido con el tiempo en mi pequeña princesa. Un tiempo en el que creció de manera saludable, se adaptó sin problemas a los sólidos y curiosamente no sufrió ninguna enfermedad destacable. Y es que la lactancia materna sigue siendo la mejor opción para alimentar a un bebé visto desde muchos puntos de vista.
Beneficios para la salud del bebé
La leche materna es el mejor alimento para un recién nacido por muchas razones. Ya desde el calostro, un líquido casi transparente que aparece antes de la subida de la leche, es muy beneficioso para el sistema inmunológico del pequeño pues es rico en nutrientes y proporciona anticuerpos que protegen al niño en sus primeras horas de vida.
La leche materna ofrece la cantidad exacta de nutrientes, vitaminas, proteínas y grasas que necesita un bebé. Se adapta a cada momento de su vida, a cada fase del crecimiento, haciendo de la leche materna un auténtico alimento único y exclusivo para cada bebé. Igual que el calostro, la leche materna sigue protegiendo al pequeño de distintas bacterias y virus con lo que los bebés amamantados de manera natural acostumbran a tener menos enfermedades. La leche materna actúa sin duda como una vacuna natural.
Tanto la manera de tomarla, en un "envase" natural pensado para la boca de un bebé, como su composición, hacen de la leche materna un alimento fácil de digerir que evita en muchas ocasiones que los pequeños sufran los tan molestos cólicos.
La tan temida muerte súbita también se reduce en lactantes de leche materna pues el riesgo a sufrir dicho síndrome disminuye considerablemente.
Beneficios a largo plazo
Además de los beneficios a corto plazo, existen estudios que indican otros que el niño podrá disfrutar a largo plazo. Desde una mayor predisposición a no sufrir alergias, obesidad, diabetes, colesterol y otras enfermedades, hasta unos cocientes de inteligencia y niveles de felicidad superiores a los de otros niños que no tomaron leche materna de pequeños.
Beneficios para la madre
Las madres que dan el pecho también disfrutan de beneficios a corto y largo plazo. A corto plazo, la recuperación tras el parto es más rápida y la posibilidad de sufrir depresión post-parto disminuye. A largo plazo, las probabilidades de sufrir cáncer de mama y ovario también disminuyen.
Un beneficio no sólo para la madre sino para toda la familia es la gratuidad de la leche materna. El ahorro en leche de fórmula es altamente considerable. Además de ser gratis, es inmediata, permite calmar al niño al momento, sin necesidad de esperar a preparar ningún biberón ni de levantarse por la noche.
El mejor beneficio
Los momentos únicos e inolvidables pegada a tu pequeño, la conexión indescriptible que se crea cuando das el pecho, es algo maravilloso. Puede ser sacrificado, pero la satisfacción personal de saber que el estás dando lo mejor a tu hijo, no tiene precio.