Chulilla, es un pueblo blanco, montañoso, muy hermoso y pintoresco a unos 70 kms de Valencia. Nuestro objetivo visitar el Charco Azul y disfrutar de un día en el campo con picnic incluido. La ruta original al Charco Azul comienza desde el centro del pueblo y bajando unas cuestas enormes, que luego hay que volver a subir, claro, ya que dejas el coche a la entrada del pueblo. Nos aconsejaron que siguiéramos con el coche por un camino que hay a la derecha (asfaltado) a la salida del pueblo, antes de llegar a un parque que está al lado de la piscina municipal.
Te aconsejamos este camino si vas con niños pequeños.
Se sigue en coche hasta que ya no se acaba el camino, pasando por una carretera de cemento más blanquecino que negro. Así los nenes no tienen que hacer las cuestas tan características de esta localidad. Al final del camino hay un pequeño parking y de ahí sale una ruta señalizada hacia el Charco Azul.
Nuestra primera visita fue un poco accidentada. ¡Nos pasó de todo!.
Siempre vamos sin prisas, así que llegamos a buena hora para llenar el buche, jejejej…, no sin antes sufrir algún que otro percance con charcos de barro, zapatillas, niños con piernas negras, etc. Nada que no se pueda solucionar con una muda y un poco de agua del rio ;-).
Comimos nuestro picnic al margen del río, tiramos piedras, tocábamos el agua con las manitas. Pero uff, ¡¡estaba helada!! Después de comer, que dicho lo cual llevábamos de todo, jeje, nos decidimos a comenzar la ruta hacia el Charco Azul, pero nos sorprendió una intensa tormenta repentina (bueno, algún aviso a modo de trueno si hubo sí :-) ), que nos hizo correr muertos de risa hasta los coches y volvernos a casa.
En nuestro segundo intento, ¡sí que pudimos hacer el recorrido completo!.
Los peques disfrutaron de lo lindo con todos los bichitos, piedras y plantas que se encontraban por el camino. Caminaron como auténticos exploradores y aunque se tropezaron alguna que otra vez, no supuso problema para estos aventureros. El sendero está muy bien señalizado, hay muchos y diferentes puentes en perfecto estado y accesos estupendos para disfrutar toda la familia.
De hecho es una ruta muy concurrida, a cada rato saludábamos contentos a todos los senderistas que también disfrutaban con sus familias, mascotas y amigos de esta ruta tan agradable.
Desde donde dejamos el coche indica que son unos 35 minutos aproximadamente solo la ida, por lo que si vais con niños muy pequeños proveeros de mochilas para llevarlos cuando lo necesiten.
Llegamos al charco azul (que estaba más bien verde, pero es muuuy bonito…) Nos sentamos en las piedras a descansar un poco. Algunos peques aprovecharon para dormir la siesta y otros jugaron con el agua, tocaron las algas y nos iban contando a los mayores lo suaves que eran.
Los nenes descubrieron boquiabiertos en un hueco de la montaña, un nido con 4 pajaritos que asomaban sus cabecitas esperando a que su mamá les trajera la merienda.
Encontramos la senda de piedras que atravesaba el río y pudimos subir, los más valientes, por la pasarela de hierro y madera que está en la ladera de la montaña… Está en muy buen estado, prácticamente toda ella, hasta que llegamos a un trozo en dónde la barandilla ya no estaba tan bien y nos dimos la vuelta.
Pudimos ver una serpiente de agua suuuuper grande… Jejjeje… creo que se asustó más ella que nosotros.
En resumen, los nenes descubrieron y disfrutaron con todos sus sentidos en pleno desarrollo, de todo lo que la naturaleza les ofrece y enseña… Y los padres, estábamos muy felices de verlos crecer entre tanta belleza y con tanta alegría.
¿Habéis estado alguna vez? Si no habéis ido, es muy recomendable y si habéis estado, contadnos ¿que os ha parecido?.
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