Una de las cosas que puede afectar a los recién nacidos y crear en los nuevos padres un motivo de ansiedad es cómo diferenciar entre cólico del lactante y gases. Identificar cada uno de ellos es fundamental para evitar preocupaciones innecesarias en los padres y para tratarlos correctamente. El cólico del lactante puede comenzar de repente. El bebé suele encogerse y el vientre parece hinchado. Comienzan a llorar y nada parece consolarles. Este llanto puede durar desde varios minutos hasta horas y termina cuando el pequeño está cansado o cuando expulsa las heces o los gases.
Suele aparecer generalmente en niños sanos y aparentemente con una alimentación correcta y se da entre las 2 y las 16 semanas de vida. Estos episodios suelen ocurrir a diferentes horas del día y se pueden prolongar hasta la madrugada.
Este llanto intenso y prolongado provoca en muchos padres un sentimiento de impotencia y desesperación ya que en muchas ocasiones suele durar más de tres horas casi todos los días de la semana y los bebés se muestran muy molestos y agotados.
La causa del cólico del lactante no está claramente definida, pero se asocia con la inmadurez del sistema digestivo del recién nacido, la sensibilidad a estímulos externos o la propia ansiedad del bebé que provoca que los músculos se contraigan y se retuerza de dolor.
Por otro lado, los gases son una acumulación de aire en el tracto gastrointestinal que pueden provocar incomodidad, dolor y malestar en los bebés.
El recién nacido traga aire en el momento en que come o llora, hecho que provoca una acumulación de gases en el estómago o en el intestino. Estos síntomas incluyen llanto, retortijones en el abdomen y dificultad para dormir y suelen ser más comunes en bebés de 4 meses ya que el sistema digestivo se está desarrollando.
Bien sean gases o cólicos, el hecho es que no hay ningún tratamiento aislado que haga remitirlos, pero hay diferentes opciones que los padres podemos llevar a cabo para que podamos vivir esta etapa de una manera más tranquila.
Entre estas opciones encontramos la más común que es mecer al bebé junto a nosotros o pasearlo en brazos probando diferentes posturas. Existen columpios y sillitas que tienen un vibrador y hacen que el movimiento del mismo reconforte al bebé y lo calme.
Seguro que también tenéis algún conocido que ha colocado a su bebé en la sillita del coche y le ha llevado a dar una vuelta a altas horas de la noche. La vibración y el movimiento del vehículo hace que el bebé pueda tranquilizarse.
Algunos lactantes reaccionan ante la música clásica y esos sonidos tranquilizan a padres y a hijos, mientras que otros lo hacen positivamente ante un ruido de fondo pero que sea constante.
Estos meses resultan realmente estresantes y frustrantes para los padres con niños que padecen estos cólicos ya que, a la adaptación que supone una nueva forma de vida al cargo de un bebé se suma el hecho de no saber reaccionar y gestionar esos llantos incontrolados.
Por eso hay que armarse de paciencia y no crearnos un sentimiento infundado de culpabilidad que realmente no debe existir ya que los cólicos y los gases suponen una parte más en ese camino maravilloso que es la maternidad.