Han pasado algo más de tres meses desde que mi bebé se marchó. Pienso mucho en él, aunque cada vez con más sonrisas y menos lágrimas.
En estos días atrás me he atrevido a despedirme definitivamente de él, ya no queda nada pendiente entre nosotros, y por eso, hoy quiero explicarte nuestro ritual de despedida.
¿Por qué un ritual de despedida?
Un ritual en sí mismo es sanador. Es como una ayuda extra para superar las emociones que acompañan a la pérdida.
Cuando estás embarazada y de repente dejas de estarlo, te queda una sensación de confusión enorme; ¿ya está?, ¿ya no estoy embarazada?, ¿qué le pasaba a mi bebé?, ¿por qué ha ocurrido esto?, ¿y ahora qué?, ¿he hecho algo mal?...
Son muchas las preguntas, los miedos, la culpa que se amontonan en tu cabeza como una bola de nieve que no para de crecer. De repente todo ese mapa dibujado de un futuro próximo (bordado con ilusiones, emociones, deseos), se borra de un plumazo, como si nada. Y eso hay que encajarlo, y digerirlo.
Los expertos dicen que cuando se produce una pérdida, nuestro cerebro debe procesar mucha información en muy poco tiempo, lo que suele provocar un bloqueo emocional, en el que se sufre mucho.
Yo diría que es devastador.
Por eso, los rituales de despedida sirven. La evidencia científica (no es magia, ni misticismo) ha demostrado que los rituales son una herramienta que ayuda al cerebro a reprocesar toda la información, y facilitan que a nivel neuronal se realicen las conexiones necesarias. Por eso, son utilizados habitualmente en terapia desde los años 70.
¿Para qué sirve un ritual de despedida en la pérdida gestacional?
Para despedir al bebé, ya que en nuestra sociedad no hay un lugar ni un momento para esta despedida trágica.
Para otorgar al bebé una identidad y un lugar en la familia y en la sociedad.
Para ayudar a digerir emocionalmente la situación.
Para elaborar el duelo, y esto me parece especialmente importante pues si la madre no se permite vivir el duelo y la pérdida (haciendo quizás como si no hubiese ocurrido nada), quedará como en un limbo, con la sensación de que algo quedó a medias, sin acabar, sin cumplir, con todas las repercusiones que esto puede tener para su forma de ser y de estar en el mundo.¿Cómo debe ser un ritual de despedida?
En un ritual de despedida no hay nada preestablecido, aunque lo mejor es que sea algo sencillo.
Cada uno/a puede elegir lo que más le nazca: velas, incienso, aceites aromáticos, música para el ambiente, un lugar al aire libre, o en la intimidad del hogar, con más familiares y amigos, o en soledad, preparar un ritual religioso, o algo simbólico como plantar un árbol,…
Y no importa hacer sólo una cosa, pueden ser varias en diferentes días, o varias a la vez. Cada persona debe encontrar aquello que realmente le ayude a despedirse, poner en su sitio el pasado y las emociones y pensamientos que le acompañan, para poder así vivir el presente y poder apreciar el regalo que ese bebé no nacido ha traído.
Si te interesa profundizar más sobre tipos de rituales, hay libros publicados que hablan de ello, aquí te mencioné dos que me han gustado especialmente y que me han servido también para este post, pero ahora te contaré de qué manera me he despedido yo de mi segundo hijo, de Leo.
Nuestra despedida de Leo
Hemos tenido la suerte de poder ver y enterrar a nuestro bebé, pues se desprendió de mi vientre en casa y lo conservamos en una especie de ánfora de barro sin cocer que teníamos de una feria de ceramistas.
Nos despedimos de él los tres juntos y buscamos para ello un lugar especial para nosotros, en la naturaleza, al amparo de un hermoso árbol centenario, un lugar tan bonito, con vistas a la plana y en los días despejados se ve incluso el mar.
A la vez que lo enterramos, plantamos un arbusto junto a él y le dedicamos una canción y unas palabras sencillas, pero que lo expresaban todo.
La caja de recuerdos
Cuando muere un familiar, solemos tener fotografías y recuerdos con esa persona, cuando muere un bebé en el seno materno no hay recuerdos ni fotografías.
Queda quizás el test de embarazo, las ecografías, algo de ropita que nos han regalado o hemos comprado,…
Para mí ha sido importante guardar todas estas pruebas de su existencia y crear una caja de recuerdos.
Compré una caja de madera de pino para guardar sus cosas antes de nuestro viaje a Oslo. Sin embargo no ha sido hasta septiembre que he podido crearla. He necesitado un tiempo para atreverme a hacerlo.
Me apetecía mucho decorarla yo misma. Así que un día especial en el que pude dedicarme a ello, primero la pinté de blanco, luego sentí que quería ponerle más color y le di algunos brochazos de tonos cálidos, y después me dejé llevar con el rotulador en la mano (los que uso para pintar en piedras), y esto es lo que salió...
La verdad es que el proceso de crear esta caja de los recuerdos ha sido algo casi celestial, lo he hecho en soledad y en absoluto silencio y he podido conectar con el amor que Leo me ha traído.
Y en ella he metido además de las cosas que tenía de él, un dibujo que le hizo Sunflower un día espontáneamente, una colcha de ganchillo que empecé para él, y que ha quedado en un trocito pequeño pero suficiente para cubrir su pequeño cuerpecito, y una carta, escrita desde el corazón de su madre.
¿Qué hacer con la caja de recuerdos?
Esto es algo muy personal, pero creo que no importa que sea una caja cerrada a cal y canto, podemos tenerla guardada, y de vez en cuando abrirla y recordar con cariño a ese ser que estuvo un tiempo en la familia, como hacemos con los álbumes familiares de fotos.
El ritual de la carta
Escribir una carta al bebé a través de la que despedirnos, agradecerle el tiempo que pasó entre nosotros, darle permiso para marcharse, expresarle el enfado por no haberse quedado más tiempo, comunicarlelo que se le ha amado y amará… La verbalización de los sentimientos facilita la toma de consciencia de la situación y dejar las emociones en el pasado.
Para mí escribir la carta de despedida a mi hijo ha sido una de las cosas que más me ha servido, las palabras que le he escrito han salido de lo más profundo de mi alma.
¿Y después de escribirla qué hacer con ella?
Lo que quieras, puedes guardarla y releerla tantas veces como necesites, quemarla y esparcir las cenizas, lanzarla al aire con un globo de helio, o en una botella al mar,…
Una de las propuestas que me gusta especialmente es hacerla trocitos, meterlo todo en una bolsa bonita que vaya contigo en el día a día, e ir tirándolos poco a poco en diferentes lugares especiales hasta que no quede nada. Es un acto simbólico pero me parece muy significativo.
De momento la tengo guardada en su caja de los recuerdos y quizás lo haga más adelante, aunque seguramente la quemaré (al menos una parte) y la esparciré donde enterramos su cuerpo.
Y después de todo esto, ¿cómo saber que una mujer ha transitado con éxito el duelo gestacional? Expertas como M. Àngels Claramunt dicen que "se sabe cuando en ella no hay pensamientos obsesivos ni angustia, ya sea ante el embarazo que perdió, ya sea ante la posibilidad de uno nuevo.”
Creo que voy por buen camino…
<<Prometo encender en tu día especial una vela y soplarla por ti… - Nena Daconte. Letra extraída de la canción que le dedicamos a Leo, puedes escucharla aquí.>>
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