Y es que el final de curso requiere una serie de actos de clausura sin los que parece que el mundo no gira y que a mi al menos me traen de cabeza. Porque mira, cuando tienes un solo hijo y solo va al colegio, genial, pero cuando tienes varios hijos y además de al cole van a una o varias actividades extraescolares, que tienen sus correspondientes celebraciones de fin de curso, el cuento cambia.
Yo no he parado entre ensayos, actuaciones, verbenas, preparar el vestuario pertinente para cada actuación lo que supone tener que buscar, rebuscar, comprar, coser, y lo que es peor ,¡ponerte de acuerdo con otras veinte madres!, porque si todos los niños no van exactamente igual,es ya no vale.
Teniendo en cuenta además que ya has tenido que lidiar con ellas por el tema del regalo de la seño, los ánimos ya están muy caldeados.
He visto comprometidas casi todas las tardes durante dos semanas, además del tiempo que he tenido que invertir en, por ejemplo, coser flores al tutú de mi hija. Luego mereció la pena verla bailar El Cascanueces con su ratoncito en la mano, preciosa como una primavera florida, pero para una a la que no le gustan nada estos menesteres -tener que preparar, coser disfraces y etc...- juro que me lo ahorraba.
Luego está, además, que aunque acabe el curso queda la recogida de notas, que teniendo dos niños ya son dos mañanas perdidas porque a cada etapa escolar le asignan un día y al llegar tienes que esperar tu turno, rezando por no llegar justo a la hora que deciden ir el resto de madres.
Y vuelvo a hablar de madres, ¿por qué solo estamos las madres en estas cosas?. Ahora que lo pienso, no he visto a un solo padre en la recogida de notas de mis hijos. Tampoco he visto a padres enfaenados en la tarea de proveer todo lo necesario para las actuaciones escolares. Sigo pensando que son más listos que nadie y saben cuándo quitarse de en medio, eso o que es una verdad como un puño que a las madres, en el fondo, nos gusta estar en todo.
El padre de mis hijos está excusado porque el pobre está fuera y se lo pierde todo, pero de estar aquí yo hubiera delegado todos los menesteres posibles en él, of course. El de las notas no, de hecho el año pasado fuimos juntos a recogerlas porque al menos a mi me gusta recibir esa información de primera mano de su maestra, pero a hablar sobre si mejor este disfraz o el otro, si poner flores rosas y azules en el tutú y demás, delegaba la tarea sin duda.
¿Y ahora? Pues ahora papá sigue fuera y desde hace una semana que los niños están de vacaciones aquí estoy, en casa, sola con los tres. Tenía ganas de que llegaran las vacaciones por el simple hecho de apagar el despertador y dejar de tener que despertarme a las 7 de la mañana, pero reconozco que la soledad de las mañana en la que podía tener mi casa en orden, sentarme al menos un par de horas en el ordenador y dedicarme tranquilamente a mi bebé, era maravillosa.
Ahora mis mañanas son caóticas, ruidosas, con mil cosas por hacer, ninguna hecha y cero tiempo para mi. Encantada de tener a mis niños fulltime, no voy a decir que no, pero sin ninguna posibilidad de disponer de al menos una hora de silencio y soledad. Es lo que tiene ser mamá de familia numerosa, como me dice por ahí alguna que otra persona la mar de agradable, "no haber tenido tres hijos".
En fin, que no se qué será de mi vida 2.0 de aquí a septiembre, espero sacar algún que otro rato libre para mantener al día este rinconcito pero se me antoja una tarea un pelín complicada. Yo, desde luego lo intentaré, pero no puedo prometer nada.
Por si acaso, te voy deseando ¡FELIZ VERANO!