Lo último que deseo en esta nueva etapa de mi vida es ver a mi bebé sufrir. Me parte el corazón escucharlo llorar, aún cuando sé que solamente desea ser cargado, o que yo sea más rápida al alimentarlo. Sin embargo, he aprendido que en temas de crianza debo analizar a mediano y largo plazo y entender los beneficios posteriores que le estoy brindando más allá de un dolor momentáneo.
Cuando nació Lorenzo y me dieron en brazos además de sentir el mayor amor del mundo, comprendí su fragilidad y su completa dependencia a nosotros. Al regresar a la casa, ya con él no quería salir a ningún sitio, más que a compromisos estrictamente necesarios, como consultas y pruebas médicas. Solamente deseaba alcanzar sus dos meses, esa fecha estaba grabada en mi mente porque significaba una cosa muy importante: sus próximas vacunas.
Ese día amanecí con esa gran confusión, una mezcla de satisfacción de llegar a esa fecha y angustia porque le fuera a doler o que tuviera algún tipo de reacción. En la Clínica me tuvieron paciencia, me permitieron amamantarlo durante las inyecciones y hacerles todas las preguntas que se me vinieron a la mente. A pesar de que Lorenzo se asustó al sentir los pinchazos y se molestó un poco, debo admitir que fui yo la que más lloró! jaja.
De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud, las vacunas evitan entre dos a tres millones de muertes al año al proveer protección contra múltiples enfermedades.
Al final salí de ahí con una gran sonrisa en la boca, satisfecha de estar protegiendo a Lorenzo de múltiples enfermedades. La vacunación de nuestros hijos es vital, debemos inmunizarlos de los múltiples riesgos de esas enfermedades. Entre uno y otro extremo, todas las complicaciones posibles que pueden generar enfermedades como el sarampión, las meningitis, las sepsis, la varicela, la hepatitis B, la tosferina, la parotiditis, la rubeola o el virus del papiloma humano pueden desembocar en amputaciones, neumonía, esterilidad, ceguera, aborto, sordera, afectación neurológica invalidante y permanente, cáncer, entre otras.
Realmente es una bendición poder proteger de esta manera a nuestros bebés y me emociono cada vez que tenemos más checks en la tabla. El Centro de Vacunación de la Clínica Bíblica, en las sedes de San José y Santa Ana, posee una página web donde se detalla la lista de vacunas de acuerdo a la edad de la persona, y permite realizar consultas en línea, WhatsApp y teléfono.https://www.clinicabiblica.com/es/servicios/centro-de-vacunacion
La tarjeta de vacunas de Lorenzo al día es un gran logro para nosotros como padres, una palmadita en mi hombro de que estamos haciendo un buen trabajo. Ahora veo esa marquita en su brazo como una muestra de como deseo criarlo, analizando a largo plazo, satisfecha de hacer mi mejor esfuerzo. Deseamos tener un niño sano y feliz, aún con alguna marca en el camino.
un abrazo,