Esta semana les conté que Lorenzo recibió sus primeras vacunas sin leche materna y muchas me han preguntado cómo y por qué hemos terminado con este proceso.
Me encanta poder compartir mis experiencias de maternidad porque habemos muchas pasando por situaciones similares y a todas nos gusta saber cómo ha resulto la otra cierto tema. Estuve esperando unas semanas hasta sentir que ya era un tema cerrado y ahora les cuento en detalle este capítulo final.
La semana que Lorenzo cumplió un año confirmamos que yo tenía seis semanas de embarazo. Entre las primeras ideas que tuve en mi cabeza fue pensar qué iba a decidir con respecto a la lactancia materna. Para mí esto ha sido un tema súper importante y a pesar de los muchos capítulos de dolor por mal agarre y una succión súper fuerte he decidido seguir adelante hasta que Lorenzo lo desee.
Sin embargo, tener dos hijos con edades tan seguidas implica ciertos desafíos. Creo que el que más me preocupaba era la lactancia materna. Pensaba que darles lactancia compartida “tándem” quizás era mucho para mí, física y sicológicamente; pensaba que destetar a Lorenzo a causa de mis decisiones personales era un irrespeto a nuestra relación; pensaba que podía ser muy duro para Lorenzo ser destetado y verme al poco tiempo amamantando a su hermano; pensaba que yo también puedo tomar decisiones de acuerdo a lo que crea que es mejor para todos sin sentirme culpable; pensaba que Lorenzo ya tenía bastante tiempo de tomar leche y un destete a este punto no era el fin del mundo; pensaba y pensaba…
Mi ginecóloga me recomendó que no me preocupara por el tema. Que si yo deseaba destetarlo era muy probable que él incluso lo hiciera solito porque las hormonas del embarazo cambian el sabor de la leche. Sin embargo esa era una posibilidad, así que analizando opciones yo me propuse un destete respetuoso antes de los seis meses de embarazo para tener un lapso de tres meses donde no estuviera el hermanito quitándole lo que era suyo.
Un destete respetuoso implica dejar de ofrecer el pecho, darle únicamente si el bebé lo pide y al hacerlo intentar disminuir poco a poco el tiempo de la toma. Con eso en mente agendé una cita con mi asesora de lactancia a los 14 meses y medio.
Lorenzo tomaba tres tomas (con horario) cuando cumplió un año, y ahí decidí quitarle una toma en hora de merienda y sustituirla por un chupón. Desde el día uno él ha tomado chupones y cuando yo no estoy presente toma leche de fórmula con su papá sin problemas. Así que en ese momento teníamos una toma al despertarse y otra antes de acostarse (sin dormirse en el pecho).
La cita virtual la teníamos para el jueves. Sin embargo el martes anterior cuando llegué en la noche para darle leche él simplemente se quedó viendo mis pechos, me dio unas palmaditas con su mano y no quiso tomar. Incluso cuando le ofrecí directamente me rechazó y así lo hizo al día siguiente al despertarse.
En otra ocasión había rechazado el pecho un par de noches cuando estuve enfermo, pero al día siguiente lo retomaba. Esta vez no estaba enfermo pero tampoco quería cantar victoria tan rápido. Decidí dejar de ofrecerle y esperar a que él me pidiera. Sin embargo esto no llegó.
Lorenzo tomó la decisión de terminar su lactancia materna y eso me da paz porque no quería angustiarme a obligarlo. Uno como mamá se hace experto en asumir culpas y aún este sábado de vacunas me sentí mal por no darle leche materna durante las aplicaciones. Pero también como mamá debo aprender que aún esa personita pequeñita es capaz de tomar desiciones sobre su vida y yo estoy para guiarlo, acompañarlo y apoyarlo.
Así que de la manera más fácil y fluida terminamos el capítulo de lactancia materna. Yo entre sentimientos agricdulces lo celebro recuperando mis brassiers pre lactancia y Lorenzo siguió adelante como si nada hubiera pasado. Sacamos la butaca de lactancia de su cuarto y ya está estrenando nuevo aposento a la espera de Alessandro.
Se terminó una etapa más en su desarrollo, una que no fue tan placentera físicamente para mí, pero que me dio mucha satisfacción al verlo tan sano y fuerte.
un abrazo,