Hace tres sábados ya no te vi ...no sabes cómo me duele, pero me duele más el no saber si volveré a escuchar tu voz y a sentir ese abrazo de madre que siempre me regalaste y que siempre he recibido como hija, como siempre me llamaste y me hiciste sentir, como una hija propia, desde que abrí los ojos por primera vez ahí estuviste...
Me asombra comprobar una vez más que la vida cambia literalmente en un segundo, a todos nos cambió con ese derrame que te dio, yo espero un milagro que nos regrese a ti como siempre, anhelo contarte tantas cosas que han pasado en estos días, porque ¡como han pasado cosas!
Las lágrimas no alcanzan ya, mi fe está fuerte pero confieso que hay momentos en que cuestiono, ¿porque a las personas buenas le pasa esto? ¿Porque tú?
Quisiera poder ayudar, pero más ayuda el que no estorba, solo puedo rezar y estar al pendiente, abrazar y seguir al pendiente.
Cuando mi madre murió me heredó a dos tías maravillosas que amo como madres y que me han hecho sentir que soy como una hija, pues hoy me duele mi Tía, mi madrina, mi casi mamá, tú que estás por aquí, te pido una plegaria, luz, en lo que creas que sé que es amor, para que no exista sufrimiento alguno en mi tía.
Cuando las oraciones suben, las bendiciones bajan.
A los 40 me encuentro triste, frágil, con miedo y a la vez debo transmitir fe y fortaleza, hoy, quiero decirte tía que te amo con todo mi corazón y que esta vela permanecerá prendida para ti con todo mi amor.