Nuestra tarea entonces consiste en navegar hasta aquella lejana bahía del pasado donde quedó congelada, perdida aquella versión de nosotros mismos y reencontrarnos con ella para hablarla, traerla al corazón, en definitiva, integrarla en la consciencia. El viaje puede llevarse a cabo con o sin ayuda. En la tradición chamánica a esta experiencia interior se le llama "recuperación del alma" y quien la realiza no es la persona misma sino el chamán.
Inspirada en esta tradición, las constelaciones familiares pueden ser el contexto actual adecuado para rescatar esa parte o versión de nosotros mismos –que encarnará "un representante"- sumida en el dolor y extraviada.
Con un ejemplo de una persona que en su constelación mostró serias dificultades en la relación con su madre, se entenderá mejor.
Ejemplo de "viaje en el tiempo" en una Constelación Familiar:
La cliente no puede "tomar a su madre", es decir, no es capaz de decir un SÍ pleno a la vida y a los dones recibidos de ella debido a su frialdad y a que no estuvo disponible para la hija por sus propios traumas.
Entonces le pedimos que saque a "una representante de ella misma cuando era niña".
Así lo hace.
La cliente y su representante joven se miran con mucho agrado.
La mujer tiene una expresión seria y rigidez general –señales corporales que ha mostrado a lo largo del taller-.
"La representante de la mujer cuando era niña" muestra, en cambio, desenfado, frescura y alegría en su actitud corporal.
Ambas inician un movimiento de acercamiento mutuo, hasta abrazarse.
FACILITADOR: Así como estáis, abrazadas dile a tu niña:
Vengo del futuro para decirte... que todo salió bien. Y me tienes siempre contigo para darte el amor y la ternura que tú necesitas... Y tomo de ti la alegría y la frescura que, a veces, también, me faltan... Y siempre me tienes
Se mantienen todavía un tiempo fundidas en un abrazo sanador.
FACILITADOR (a la mujer): Nadie mejor que tú puede conocer y colmar las necesidades afectivas de la niña que fuiste.
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