Ideal para niños, estas croquetas de puchero son sanas y nutritivas. Su mejor complemento es una buena ensalada.
Si queréis hacerla para bebés a partir de 6 meses, podéis suprimir el ajo y la sal, y moderar las especias y el perejil.
Ingredientes para hacer croquetas de puchero (20 – 25 croquetas)
300 g de carne de pollo (del puchero).
1 Cebolla
3 dientes de ajo
1 manojo pequeño de perejil
4 cucharadas de harina
Caldo de puchero
2 huevos
Pan rallado
Aceite de oliva virgen extra
Sal, pimienta y nuez moscada al gusto
Paso a paso: Elaboración de Croquetas de Puchero
Lo primero que haremos será preparar la cebolla y el ajo y trocearlos muy finamente. En una sartén grande añadiremos un chorrito de aceite y pondremos a freir el ajo y la cebolla a fuego medio alto.
Mientras tanto, desmenuzamos la carne del puchero (si queréis podéis añadir más de 300 g, cuánta más carne lleve la masa más rica estará), y con la ayuda de una trituradora o batidora, la trituraremos junto al perejil. Apartamos en un bol.
Por otro lado, ponemos a calentar el caldo del puchero (entorno a 500 – 700 ml).
Cuando la cebolla se torne transparente, añadimos a la sartén las cuatro cucharadas de harina y removemos muy bien hasta que quede bien integrada y se cocine durante un par de minutos sin parar de remover para evitar que se queme.
Incorporamos la carne con el perejil, removemos y vamos añadiendo poco a poco el caldo caliente. Comenzamos a remover con una espátula o cuchara de madera con movimientos circulares al mismo tiempo que incorporamos el caldo.
Seguimos añadiendo más caldo (todo el que admita la masa) poco a poco para evitar que la masa quede excesivamente líquida.
El punto de la bechamel se nota muy bien cuando percibimos que la masa se desprende con facilidad de las paredes de la sartén. También notaréis que mientras hierve, se forman pequeños “volcanes”, burbujas que al hervir explosionan en la superficie de la masa. Cuando notéis que las burbujas explosionan lentamente pero con facilidad (no les cuesta romper), entonces estará lista nuestra bechamel.
Añade ahora la pimienta, la nuez moscada y rectifica de sal. Remueve y vierte la masa en una fuente de cristal o similar. Pon papel film por encima de la fuente y con los dedos presiónalo de forma que quede adherido a la masa y no quede espacio con aire entre la masa y el papel transparente.
Deja enfriar, y comienza a empanar tus croquetas. Coge porciones de tamaño similar (puedes ayudarte con una cuchara), dales un poco de forma, pásalas por huevo batido y después por pan rallado.
Una vez tengas las croquetas listas, puedes optar por congelar las que no vayáis a consumir en el mismo día.
Fríe las croquetas por ambos lados en abundante aceite caliente.
¡A disfrutar!
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