A veces entramos en una ola de incertidumbre. Parece que todo a nuestro alrededor no tiene avance, vemos todo estático. Yo le llamo "frentes abiertos". Lo defino así: son situaciones que tienes en tu vida que estas gestionando para que se solucionen, se arreglen, se definan, finalicen, etc. A veces quisieras que las cosas tuvieran los finales que quieres pero no siempre sucede así.
A mí, lo que me sucede ante estas situaciones son preguntas: ¿Qué pasa si tomo la decisión definitiva y el resultado no es el esperado? ¿Cómo puedo gestionar las cosas si veo que todo está detenido, sin respuesta? ¿Cómo puedo manejar la incertidumbre que tengo? La respuesta, a pesar de que llegar a ella se me hace bien difícil, siempre es la misma: ESPERA.
Soy de las que pienso que cuando tienes que tomar decisiones o llegar a conclusiones sobre asuntos que tienen impacto en tu futuro debes tomar las cosas una a una, analizarlas y en definitiva (por el momento) no hacer nada. ¿NADA? Si, como lo leíste. Nada.
¿Por qué entiendo que debes aquietarte? Porque en la incertidumbre no se piensa, ni se analiza, solo se decide, y hay muchas emociones y sentimientos involucrados como para que te des el lujo de tomar una mala decisión. Siempre se ha dicho que "el tiempo de Dios es perfecto". Es una frase corta, pero que conlleva un gran ejercicio de autocontrol, fe, esperanza, disciplina, pensar en positivo, confiar en la vida y confiar, por sobre todas las cosas, en Dios. A mí me costó mucho trabajo aprender a hacerlo, y con esto no te digo que no pasé por mis periodos de incertidumbre. Sin embargo, aprendí en un curso que se hablaba de la Teoría Sistémica, que "todo lo que tenga que ser, será". Hay que darle paso a la incertidumbre para que se pasee por nuestras vidas, pero no podemos ponernos a su lado a caminar con ella. No lograremos nada, solo preocuparnos.
Yo soy muy controladora (me lo han dicho muchas veces y tengo que aceptarlo), me gusta controlar el principio, el desarrollo y el final de los eventos en mi vida. Pero a veces, tanto control me descontrola. El año pasado fue un año muy difícil económicamente, y no hay mejor maestro para mí que la crisis económica: cuando no tienes dinero para resolver y por más que buscas no aparece, solo te toca sentarte a esperar que las puertas que tocaste te den el chance y se abran para ti.
Ayer le comenté a una persona: "no descansaré hasta que una universidad me abra las puertas". Y luego me di cuenta de que justamente en días pasados estuve revisando unos correos que había enviado para aplicar como docente en unas cuantas universidades de mi país. Todavía mi respuesta no ha llegado. ¡Y revisando el correo me di cuenta de que tengo 3 años tocando puertas! ¿Por qué no me he detenido? Porque es parte de mis metas. Punto. He tenido momentos de incertidumbre donde creo que los esfuerzos realizados no darán su fruto, entonces me detengo, analizo, me quedo quieta, y cuando ha pasado ese malestar de incertidumbre pienso: "tienes que seguir tocando puertas". Si decido reaccionar al momento de sentir que la incertidumbre me invade, puede que me quede con esa insatisfacción de que no haya logrado la meta. El resultado posterior será que me desanime y abandone el objetivo. ¡Un lujo que no me puedo dar!
Persistir pero sin llevar la incertidumbre debajo del brazo como si fuera una biblia, pienso que es la clave. Te pido que no te dejes abrazar por ese sentimiento de angustia, mejor tómate un momento para salir de tu situación y verlo desde afuera. Detente, analiza, piensa en frío. Ya después podrás decidir conforme la razón y al corazón.
¡Suerte!