Ni siquiera sabía que llevaba gemelos porque aún no había ido a la primera revisión con el ginecólogo. Pero aun así nada te prepara para oír que acabas de perder un hijo. "Hay dos sacos gestacionales pero uno está vacío. De ahí el sangrado".
No importa que haga poco que sepas que estás embarazada. No importa que estés de pocas semanas. No importa que aún lleves a otro hijo dentro. Nada importa y nada da consuelo. Duele igualmente. Mucho.
Recuerdo el dolor no solo por aquello que había perdido, sino también el miedo por el diminuto ser que quedaba dentro de mi. ¿Le afectaría en algo? ¿Podría correr riesgos? ¿Correría la misma suerte adversa que su gemelo? ¿Tenía yo la culpa?
Todo un mar de dudas y angustia donde no existe el consuelo. Y encima nadie parece entender por lo que estás pasando.
Bah, es más frecuente de lo que crees, lo que pasa es que muchas no se dan ni cuenta.
No te preocupes, aún te queda otro.
¿Qué ibas a hacer con gemelos y con tu hijo tan pequeño? Te hubieras vuelto loca.
Si era como un grano de arroz, eso no era nada.Claro que era algo. Era mi hijo. No hay día que al mirar mi hija no piense en que podría haber otra igual. O tal vez hubiera sido niño. Ya nunca lo sabré.
Lo que sí sé es que sigue doliendo cada día y que el mes de octubre es duro como pocos, porque me toca revivir con más intensidad aquella pérdida. Y, sin embargo, tengo que vivir el ambiente festivo de Los Pilares por los hijos que están conmigo. Porque ellos se merecen una madre alegre y llena de vida. Pero el dolor lo llevo dentro y vaya si duele...
¿Cuánto dura el duelo gestacional? ¿Voy a arrastrar siempre esta pena? ¿No cura nunca a pesar de tener dos soles? Quiero pensar que el tiempo lo cura todo... pero aquí sigo dos años después, secando lágrimas en soledad.