En un organismo sano y prevenido, se puede mantener un equilibrio entre los radicales libres que se producen y los que se neutralizan porque de hecho estos compuestos químicos se producen en varios procesos metabólicos. Los problemas aparecen con los excesos, cuando el organismo recibe más cantidad de radicales libres de la que puede eliminar.
El siguiente paso consiste en una oxidación de las células que puede derivar en situaciones como el envejecimiento prematuro, el empeoramiento de trastornos cardiovasculares y articulares o la propensión a desarrollar un cáncer. Tal vez en la piel es donde más rápido se nota: falta de elasticidad, formación de arrugas prematuras, manchas.
Esto sucede porque, además de oxidar las membranas celulares, los radicales libres ejercen una acción sobre la estructura de ciertas fibras destruyendo sus enlaces químicos proteíni-cos; así, se ven afectadas la elastina, el colágeno, la reticulina y las glucoproteínas.
Recuerde estos son los grandes productores de radicales libres:
? Tabaco: el humo del tabaco genera una cantidad elevada de radicales libres; por eso es tan importante que, aunque no fumes, te alejes siempre que puedas de ambientes contaminados con humo de tabaco.
? Medicamentos: nos referimos a la «adicción» a ciertos fármacos que muchas veces son innecesarios y que se toman libremente sin prescripción médica.
? Radiaciones (rayos X u otro tipo de radiaciones).
? Gases industriales.
? El humo de los tubos de escape.
? Los rayos ultravioleta.
? El estrés.
Prevenir desde dentro
Otro punto vital que debes atender es la hidratación. Los médicos recomiendan tomar al menos 1,5 1 de agua al día, lo cual no es lo más adecuado para todas las personas, pues conviene saber en primer lugar el estado físico y energético de sus órganos vitales (corazón, bazo, pulmón, riñon e hígado).
Sin embargo, aunque se trate de una generalización, es un consejo de higiene que suele ir bien a la mayoría de personas, ya que, además de restablecer el grado de humedad adecuado en la superficie corporal y de expulsar del organismo los residuos y toxinas a través de la orina, ayuda a hidratar las heces (es decir, ayuda a combatir el estreñimiento). Lo ideal es distribuirla en varios vasos a lo largo del día, preferentemente fuera de las comidas.
Los aceites de germen de trigo o de onagra, con vitamina E, son excelentes aliados de la piel; puedes conseguirlos en perlas tanto para tomarlas como para aplicarlas directamente sobre la piel.
Prevenir desde fuera
Según la situación o el ambiente en que vivas, puede haber circunstancias imprevisibles que escapen a tu directo control; por ejemplo, si te mueves en una gran ciudad, indefectiblemente estarás expuesta a varios tipos de contaminantes. Pero sí puedes actuar para evitar que te afecten otros factores, o al menos para disminuir su impacto.
En el campo de la cosmética existe infinidad de productos que dicen tener efectos maravillosos para la piel; los hay más o menos caros, más o menos efectivos, más o menos naturales. Pero muchos de los que se llaman naturales no lo son tanto. Hay cremas que utilizan tensioactivos, elementos derivados del petróleo que impermeabilizan la piel y no la dejan respirar; otras llevan algunas sustancias que pueden ser irritantes o causar reacciones alérgicas, como el formaldehído o los parabenos.
Sin embargo, algunas empresas que comercializan productos para el cuidado de la piel emplean productos 100 % naturales; incluso algunas de ellas aplican principios homeopáticos o componentes vegetales que provienen de cultivos biodinámicos. También emplean aceites esenciales disueltos en una base de aceite vegetal, como el aceite de almendras dulces, de germen de trigo o de aguacate. Lo mismo se puede decir respecto a las cremas de protección solar; muchas empresas emplean sustancias sintéticas que, unidas a la acción de los rayos solares, pueden resultar tóxicas para la piel.
Es fundamental que te cuides de los efectos de los rayos solares, y ello lo conseguirás controlando tanto la hora en que te expones como el tiempo de permanencia y la protección que utilices. Un poco de sol es beneficioso, especialmente el de las primeras y últimas horas del día; sin embargo, el exceso puede producirte manchas en la cara, mayor propensión a las arrugas y, en casos extremos, cáncer de piel (melanoma), pues la exposición del cuerpo a los rayos ultravioletas solares (sobre todo al mediodía) tiene un efecto acumulativo.
Hay marcas naturales como que ofrecen productos cuidados, de muy buena calidad para tu piel y cuya elaboración, además, se ha llevado a cabo sin agredir el medio ambiente. Las tiendas de herbodietética te pueden informar acerca de estos cosméticos.
Para mantener la piel sana..
Bebe agua o infusiones depurativas y consume a diario frutas y verduras crudas (también sus zumos).
Exfolia regularmente tu piel con productos específicos naturales, como la arcilla; con ello te aseguras de que se desprenden las células muertas y permites que la piel respire mejor.
Cada cierto tiempo aplícate mascarillas para renovarte, puedes comprarlas o hacerlas en casa. La arcilla, la fruta, los vegetales y los yogures suelen ser los elementos más empleados para preparar recetas caseras.
Ten presentes los aceites vegetales, como el germen de trigo y el aceite de onagra, tanto para tomarlos en perlas como para aplicarlos sobre la piel y nutrirla. El aceite de rosa mosqueta tiene gran capacidad regenerante de la piel, igual que el de albahaca, el de lavanda y el de salvia.
Utiliza protectores solares a base de compuestos naturales. Ten en cuenta la manteca de karité, un producto totalmente natural que protege contra los rayos solares.