La primera vez, te sentiste un poco aliviada porque te contestó con tranquilidad, pero también te sentiste un tanto intranquila, pues en tu corazón nació una duda. Los días pasaron, los mensajes continuaron llegando y te diste cuenta de que su rostro le cambiaba cuando contesta dichos mensajes o se sale de donde estén para “tomar una llamada”.
La cosa se puso en verdad muy mal cuando despertaste a media noche y lo encontraste “chateando”, tratando de ocultarse de tu mirada. Inclusive, ha alterado sus hábitos de comida, sus horarios, la contraseña de sus aparatos o se puso hasta frenético cuando le pediste ver lo que escribía. Ha cambiado también de apariencia personal y cuando revisaste los estados de cuenta, te percataste de que hay más gastos, ya sea en la cuenta del celular u otros, inexplicables.
La duda entonces se convirtió en muchas dudas más: comenzaron las discusiones, ha habido menos intimidad y con seguridad tuviste la tentación o hasta lograste revisar su teléfono o cuenta de correo electrónico, y la bomba explotó: encontraste mensajes o fotografías que paralizaron tu corazón.
¿Qué sigue después de esto?
Tal vez tu primera reacción no fue la mejor o la más indicada, hazla a un lado, pues ahora hay que pensar con calma.
Mucho se ha dicho si verdaderamente se puede tener una relación de amistad entre hombres y mujeres casados, o si las “amistades” en la red se pueden considerar como infidelidades. Aquí lo único que interesa es el cómo te sientes tú y cómo estos sentimientos pueden afectar tu vida matrimonial. Algunas mujeres que han pasado por esta situación comienzan a experimentar celos de manera enfermiza, y solo viven para vigilar al esposo: no pierden oportunidad de revisar su teléfono, de espiarlo, de? y ¿sabes?, eso no es vida.
Mandar mensajes hirientes a la otra persona, exigirle que se aleje, amenazar o cosas peores no son la solución y te haces daño, hay que resolver el problema de fondo y ese está en tu relación y con tu esposo.
La mayoría de los hombres se alejan de este tipo de situaciones cuando son sorprendidos o enfrentados por sus familias. Háblale y comienza a confiar nuevamente en él. Y voy a repetir lo que siempre les digo a quienes pasan por una situación de infidelidad: no es tu culpa y tú no eres responsable de sus decisiones.
Hay que tomar la situación de frente
Resolver una situación como esta puede tomar tiempo, por ello, sé paciente y observa con detenimiento lo que va sucediendo, de tal manera que puedas tomar decisiones correctas.
Hablar con tu esposo de lo que sucede y de cómo te sientes
No va a ser agradable, pero es necesario hacerlo; habla con calma, sin reclamos, sin pasiones desbordadas, habla con claridad y lleguen a algún a acuerdo o a alguna meta juntos.
Por muy malo que parezca, piensa que la mayoría de los hombres no busca y no encuentra nada serio en una relación fuera de casa, es muy bajo el porcentaje de hombres que abandona a su familia por una relación extramarital y, en el caso de las mujeres, ese porcentaje es aún mucho menor. Piensa que hay mucho por lo que se puede trabajar, y que vale la pena.