La relación que mantenemos con nuestros hijos no requiere actitudes diferentes a las que tenemos cuando nos relacionamos con otras personas. Los principios y valores básicos para relacionarte con tu mejor amigo o con tu hijo son los mismos: Aprecio, respeto, honestidad, empatía, asertividad, lealtad, confianza… Después, harás cosas diferentes con un amigo que con tu hijo, por eso tu hijo no será tu mejor amigo pero sí recibirá el mismo trato basado en todos los valores que para ti son importantes en el momento de relacionarte con personas que son importantes para ti. Pero con tu hijo también es necesario tener esa conexión especial que se crea entre dos personas que son amigas.
Hoy quiero compartir contigo algunas reflexiones acerca de la relación que mantenemos con nuestros hijos y de cómo les educamos. Son fragmentos que he extraído de mi e-book “Atrévete a educar sin castigar” para compartir contigo y regalarte un poco de luz en este camino de la educación de nuestros hijos. Espero te resulten inspiradores y motivadores para seguir con energía en tu labor de madre o padre.
1. Tú eres tan importante como tus hijos, si no te respetas a ti mism@ no estás enseñando a tus peques a respetar ni a cómo respetarse a ellos mismo en un futuro. Ser amable con tus hijos o hijas no se trata de olvidarte de ti o de tratarte mal. Educar desde el amor no significa sacrificar las necesidades de uno mismo. Creo que tenemos un concepto equivocado del amor de verdad y pensamos que querer de verdad a una persona es dárselo todo, estar de
acuerdo en todo, que nuestras necesidades no nos importen nada…No. El amor es una actitud de respeto que nos incluye a nosotros mismos.
2. En el día a día surgen conflictos entre lo que el niño quiere, lo que el padre quiere, o lo que la situación o el lugar exigen; vivimos en sociedad y las normas y los límites no se pueden pasar por alto. Como la relación que vamos a establecer en casa es de horizontalidad, mantener la firmeza es lo que nos mantendrá al mismo nivel que el niño.
3. No hay nada que te demuestre más amor que el hecho que una persona desee pasar tiempo contigo y además, lo cumpla y te preste toda su atención en ese rato.
4. Los niños pueden ayudarnos a conocer nuestros miedos y heridas, y al conocerlas tenemos la oportunidad de poder superarlos o sanarlas. Si ponemos consciencia en qué hay en la conducta del niño que tanto nos molesta, poco a poco, conflicto tras conflicto, obtendremos una respuesta y sanaremos.
5. Se trata de los límites del RESPETO y la SEGURIDAD: Los que no tienen que ver con cosas materiales sino con tener en cuenta las necesidades de los demás. Para que los niños respeten y tengan en cuenta nuestras necesidades primero tendremos que expresar a los demás cuáles son estas necesidades, y las palabras no bastan para demostrar nuestras necesidades, necesitamos demostrarlas; los límites es la mejor manera de hacerlo.
6. Los niños necesitan sentir esa conexión con sus padres. Cuando se sienten conectados tienen más ganas de colaborar, de escuchar. La clave para que se sientan conectados está en la actitud que tengamos al relacionarnos con ellos durante el día a día, en cómo nos tomemos sus conductas menos acertadas, en que comprendamos su mundo. ¿Y qué habilidad social nos ayuda a comprender al otro? ¡Exacto! La empatía.
7. En las preguntas está la clave de muchas respuestas, una buena pregunta puede conducirnos a la más sabia de las decisiones.
8. El castigo es una técnica de modificación de conducta y sirve para “condicionar. Es decir, que la persona no desee realizar más una conducta por miedo a una consecuencia, pero no porque aprenda el motivo de por qué no hay que hacer tal cosa.
9. El aprendizaje que trae consigo las consecuencias es muy valioso para todos porque nos permite establecer relaciones directas entre lo que hacemos y lo que obtenemos después. Intentar evitar estas consecuencias creo que es perderse un maravilloso aprendizaje y además, una manera de disminuir la conciencia sobre nosotros mismos.
10. Una persona puede estar diciendo que está bien pero demostrar con sus gestos que está desanimada. Con la escucha activa nos damos cuenta de ese detalle. La persona que se siente escuchada es fácil que también se sienta comprendida y eso generará una conexión inevitable y maravillosa.
11. Recuerda que las citas no son ningún premio para tus hijos y no dependen de que se porten bien. Las citas son encuentros que deseas tener con ellos porque los quieres, por ser quienes son, sin condiciones, y es importante que ellos lo perciban.
12. La honestidad nos hace confiables. Los niños y las niñas perciben muy rápido si estamos siendo honesto o no, porque nuestro cuerpo dice mucho más que nuestras palabras.
13. Dar las gracias cada día a todos los miembros de nuestra familia nos hará centrarnos en las cosas buenas de cada uno, nos hará sentir mejor, relajará el ambiente y las tensiones, y creará un clima de comunicación y cooperación.
14. …Y a veces el silencio es la mejor manera de demostrar nuestra presencia. Permítete sólo escuchar; descansar de preguntar, de estimularles para que piensen… todo esto es muy bueno, y lo recomiendo, pero no durante las 24 horas del día. Como en todo también necesitamos NO HACER/DECIR NADA.
Si te han gustado estas reflexiones y quieres leer sobre cómo educar sin castigar puedes ir a esta página y leer más acerca de mi e-book.
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¡Un fuerte abrazo!
Nuria.
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