En verano, nuestros hijos pasan la mayor parte del tiempo en la playa o en la piscina, disfrutando del agua, nadando y jugando con los demás niños. Sin embargo, aunque estas actividades son muy divertidas y beneficiosas para los niños, la mayoría de los padres no pueden evitar sentir algo de miedo cuando sus niños se bañen en la piscina o se acercan al borde de la piscina.
¿Es peligroso que los niños se bañen en la piscina? Rotundamente no. Aunque sí es cierto que hay que tener ciertas precauciones a la hora de dejar a nuestros hijos disfrutar de los baños veraniego.
Te damos algunas claves para cuando los niños se bañen en la piscina.
Aprender a nadar
Lo más importante a la hora de que nuestros hijos se metan en la piscina es que sepan nadar. La educación que desempeñemos en este sentido será vital para el resto de su vida, puesto que siempre se puede aprender, pero lo que se adquiere desde pequeños, se tiene para toda la vida.
Por lo tanto, lo mejor es que, desde pequeños, nuestros hijos acudan a clases de natación. Cuánto antes aprendan a flotar y nadar, antes serán capaces de reaccionar ante caídas imprevistas. Aunque no debemos confundir. El hecho de que el niño haya tomado clases de natación no implica que dejemos de prestarle atención, puesto que pueden cansarse o confiarse en exceso.
Además de lo que pueden enseñarles los profesores de natación, también es necesario que reciban una pequeña educación por parte de los padres. Los niños no conocen las normas de la piscina, si no se les explican previamente, por ello debemos hacer especial hincapié en enseñarles a comportarse de la manera más segura posible (no tirarse al agua encima de otros niños, cuidado con los juegos peligrosos...).
Seguridad en el agua
Una vez que el niño ha aprendido a nadar, e incluso cuando está en pleno aprendizaje, podemos utilizar algunos que colaboran con su seguridad en el agua. Sin embargo, antes de comenzar a hablar de ellos, lo primero que debemos saber es que quién proporciona la máxima seguridad a nuestros hijos son los propios padres, por lo que no se debe dejar nunca a un niño sólo en la piscina, siempre han de estar cerca cualquiera de sus progenitores.
Sabiendo esto, podemos empezar a considerar otros elementos que ayudan a que nuestros hijos se sientan más seguros en la piscina, como por ejemplo, los flotadores o manguitos. Se trata de accesorios que permiten que el niño no se hunde en el agua, sin embargo, no podemos otorgarles la función de salvavidas, puesto que pueden romperse, o desajustarse, dejando de cumplir su función.
Aún así, todos estos objetos reducen bastante el peligro que corren los niños en el agua, por lo que es importante asegurarnos de que son de buena calidad y están homologados. Además, siempre hay que mirar que no estén pinchados o rotos antes de ponerselos al niño.
Otras precauciones
Por supuesto, el mayor peligro que corren los niños en la playa o en la piscina es ahogarse. Sin embargo, además de las imprudencias, existen otros factores que pueden provocar que esto ocurra y a los que a veces no prestamos mucha atención, como es el caso de la digestión.
El problema no está en que el niño se sumerga en la piscina inmediatamente después de comer, como hemos creído desde hace muchos años, sino en que ocurra el llamado proceso de hidrocución. Es decir, cuando estamos comiendo pasamos un buen rato expuestos al calor. Si, además, se trata de una comida copiosa, nuestro cuerpo alcanza una temperatura elevada. Tenemos que evitar que nuestro cuerpo pase inmediatamente de esta alta temperatura a la temperatura del agua, porque entonces se producirá un choque de calor que puede hacer que lleguemos a perder el conocimiento.
Por ello, no es necesario que los niños pasen dos horas sin comer, ni mucho menos, la precaución está en acercarnos con el niño al agua e ir mojándole poco a poco los brazos, las piernas, la nuca...hasta conseguir que su temperatura corporal baje y evitemos cualquier tipo de peligro.
Cuando se trata de un bebé
Los bebés también se merecen un pequeño baño en la piscina, pero con ellos debemos extremar aún más las precauciones. Nunca deben estar solos en el agua, puesto que sus movimientos son más 'torpes' y probablemente sufran constantes caídas. Si el niño se mantienen de pie, lo mejor es permanecer todo el rato en una piscina para niños, de forma que pueda manejarse el sólo siempre con cuidado de estar atentos por si se cae.
Es complicado conseguir que nuestros hijos no nos den un 'pequeño susto' en la piscina, sin embargo lo importante es no perderles nunca de vistay tener siempre presente que es una actividad muy divertida y beneficiosa siempre y cuando se tomen las precauciones pertinentes.
Agradecimientos: Monviso/flickr y mslaura/flickr