El apoyo que reciba de su pareja y el resto de la familia, en especial de los padres, es fundamental; evita regañarla constantemente y mucho menos castigarla. Es comprensible que los adultos estén molestos y decepcionados pero ahora lo que se requiere es cariño y amor incondicional.
2. El adolescente que se ve involucrado en un embarazo de su novia sufre tanta angustia y miedo como ella, así que no menosprecies su situación y más bien apóyalo, para que a su vez, él la apoye a ella.
Por ningún motivo se te ocurra esconderlo, mandarlo a otra ciudad o recomendarle que la deje sola “porque ella se lo buscó”. Esas actitudes machistas desdibujan la responsabilidad que debes inculcarle a tu hijo y terminas siendo cruel finalmente con la chica que está embarazada.
3. Si nunca le habías brindado confianza a tu hija este es el momento para comunicarte con ella sin prevenciones. Escúchala, revisen las opciones que ella tiene para continuar o no su embarazo y respeta la decisión que tome ella y sólo ella.
Acompáñala al médico para que no se sienta sola y ayúdala a asumir las consecuencias de las decisiones que tome sin juzgarla posteriormente.
4. Los adolescentes embarazados deben continuar sus estudios y para esto requieren la compañía de la familia.
Si la joven tiene que suspender sus estudios que sea temporalmente y, luego de nacido el bebé, búscale el reingreso al colegio o que pueda estudiar en jornada nocturna para que pueda atender al bebé y trabajar.
5. No le augures un futuro negro al adolescente embarazado. Si le respaldas en su proyecto de vida, seguro no sufrirá, a diferencia de un chico o chica que no reciba el apoyo de los adultos; eso sí, no asumas la responsabilidad La madurez que tendrán los adolescentes que pasan por esta situación depende de si los adultos deciden cargar con todo el peso de la situación; los chicos también tienen que aprender y responder por sus actos con el amor, por supuesto, de su familia del embarazo ni del bebé que va a nacer.