Me agobio mucho en esos momentos en los que Nico pierde el control con una rabieta o cuando no es capaz de controlar sus impulsos. Creo que a los niños, no siempre les damos las herramientas necesarias para que ellos con nuestra compañía y mucha paciencia aprendan a calmarse. Es una forma de potenciar su auto control y gestionar sus emociones, lejos de los premios o los castigos que no me convencen nada.
La botella de la calma es una herramienta que utilizamos mucho en el Mindfulness con niños, ya que fomenta esa parada, o invitación a la calma en su ajetreado día.
Esta botellita fue creada por María Montessori, que es la fundadora del método educativo Montessori que tanto me gusta. Basó sus ideas en el respeto hacia los niños y en su impresionante capacidad de aprender. Los consideraba como la esperanza de la humanidad, por lo que dándoles la oportunidad de utilizar la libertad a partir de los primeros años de desarrollo, el niño llegaría a ser un adulto con capacidad de hacer frente a los problemas de la vida, incluyendo los más grandes de todos, la guerra y la paz. El material didáctico que diseñó es de gran ayuda en el período de formación preescolar.
Pero como se usa esta botellita?
La Botella o el Frasco de la Calma es un recipiente en cuyo interior hay un pegamento líquido con purpurina.
Mediante unos estudios realizados, se ha llegado a la conclusión que mientras el niño ve la caída de los destellos que provoca la purpurina, puede organizar y centralizar su sistema nervioso. Cuando el niño está en un nivel elevado de frustración, el ritmo cardíaco se acelera y su respiración de agita; pero ver visualmente la caída de la purpurina, hace que inconscientemente su cerebro mande señales al resto del cuerpo para que disminuya su actividad.
El beneficio que reporta al niño se consigue cuando se agita la botella y luego queda en calma, pero el proceso debe estar acompañado de unos padres que le ayuden con unos pequeños ejercicios de respiración profunda. Además es un buen momento para que el niño, mientras entra en calma y tiene su espacio, pueda aprovechar para explicar las razones de su rabieta, pena, estrés…
Como se hace la Botella de la calma?
Materiales que nos harán falta:
Botella de plástico transparente con tapa (la receta original de Montessori era con uno de cristal, pero es mejor que sea de plástico para evitar accidentes en caso que se les caiga al suelo). A mi me gusta adaptar el tamaño de la botella a la edad del niño, ya que si pesa demasiado no la podrá gestionar con facilidad. Por eso la nuestra es pequeña, adaptada a los 2 años de Nico!
Agua caliente
Pegamento líquido transparente o gomina del pelo también vale.
Purpurina del color que quieras (puedes escoger varios colores) Nosotros también añadimos unas estrellitas doradas, que a Nico le encantan.
Colorante alimentario, también del color que quieras
2 cucharadas de champú infantil transparente
Cola, superglue o Pistola de silicona para sellar la tapa.
Como la hacemos?
Ponemos agua caliente hasta algo menos de la mitad de la botella.
Añadimos el pegamento líquido o la gomina hasta que veas que comienza a tener un aspecto más denso. Dependerá del tamaño que tenga tu frasco. Cuánto más pegamento eches, más despacio se moverán las purpurinas después.
Añadimos las dos cucharadas de champú transparente. Y mezclamos todo bien. El champú se usa para que existan fluidos de diferentes densidades, y que la purpurina descienda de diferente forma y velocidades.
Añadimos poco a poco el colorante hasta que coja el color que os guste. Mezclamos de nuevo.
Añadimos la purpurina en la cantidad que desees. Puedes echar purpurinas de varios colores para que tenga un efecto aún más bonito. Mezcla de nuevo!
Añadimos más agua caliente hasta que rellenes la botella, dejando un dedo de aire para que el contenido se mueva cuando sea agitado. Vuelve a mezclar.
Cuando el contenido esté listo, pega la tapa utilizando una pistola de cola caliente para que no se pueda abrir.
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