Hoy vamos a hablar de los enfados en la etapa infantil, al menos la forma en que los estamos afrontando en casa, que desde que Nico cumplió los 4 años, esta emoción nos visita demasiado a menudo…
Cuando los niños se enfadan en realidad no saben que les pasa. Se sienten frustrados, se les aceleran las pulsaciones, y actúan dependiendo del carácter de cada niño.( Tirando cosas, dando golpes, levantando la mano, llorando…) y lo último que debemos hacer nosotros es alejar al niño de nuestro lado y dejarlo con su ira y su frustración.
Os hablé un día del cuento Vaya Rabieta, que en realidad fue el que me inspiró para trabajar los enfados de este modo. Cuando ellos se enfadan hacen y dicen cosas que en realidad, cuando son conscientes les pone muy tristes, como puede ser romper uno de sus juguetes, o pegarle a mamá. En ese momento lo fácil es reñirle, castigarle, pero en el caso de Nico al menos, eso hace que el enfado, la impotencia y la ira aumenten para ponerse a la defensiva y dejar salir la ira. No me gusta que llegue a eso, así que trato de usar otros medios para frenar el problema antes.
Cuando algo nos enfada mucho, lo primero que hago es tratar de hablar con él. A veces con eso es suficiente, pero otras veces se empecina en seguir con su idea y el enfado aumenta. Así que hicimos una actividad en casa para que él mismo aprenda a gestionar esos enfados y aprenda a soltar, para a continuación pasar página y sentirse bien de nuevo. Un reto verdad? Ahora os cuento lo que hicimos.
Ya sabéis que práctico la meditación con Nico, así que trato de integrarla en cada gestión de emociones. Vosotros podéis copiarme o adaptar la Caja a vuestro propio sistema.
La caja de los enfados la pintamos juntos en casa. Fue un momento muy divertido con las temperas, y con la ilusión de que iba a atrapar nuestros monstruos de la barriga. Cuando nos enfadamos algo muy feo se esconde en nuestra tripa, haciendo que respiremos más rápido y que digamos cosas que no nos gustan, cuando el monstruo (enfado) se va, nos arrepentimos y nos sentimos mal, pero si conseguimos atrapar al monstruo y meditar sobre lo que estabamos haciendo quizá el mostruo desaparezca para siempre.
Así que cuando Nico se enfada yo se lo hago ver:
-Nico creo que estás enfadado, y es normal porque a todos nos pasa, pero creo que si sacas al monstruo de la tripa después te sentirás mucho mejor.
Le hago saber que la emoción está ahí presente, y le recuerdo sin reñirle, lo que ha pasado otras veces cuando se ha puesto triste por romper un juguete o pegar a mamá, por ejemplo… Así que lo invito a que saque el monstruo con la caja mágica que hemos hecho y dejado a su alcance en la habitación de jugar, junto a la Botella de la Calma ( extrategicamente colocada…)
-Por qué no vas un momento a la habitación, atrapas al monstruo y te relajas?
Así que él se va, porque la habitación de jugar es un sitio muy divertido, y por que a él tampoco le gusta tener ese monstruo, además lo de la caja es un juego más…
Allí abre la caja, y mete el monstruo de forma imaginaria, cerramos la caja y el mostruo está atrapado para siempre, hasta que mamá vacíe la caja de nuevo para poderla usar otra vez. En este momento Nico se queda aliviado. Acaba de deshacerse de su monstruo y se siente automaticamente mejor ( efecto placebo supongo…), y a continuación lo invito a pensar en lo que pasó:
-Ahora por qué no haces una meditación cortita y piensas en lo que ha ocurrido? ( Aquí suelo dirigirle un poco, y corregirlo cuando ha hecho algo que no estaba bien.) A veces hace un par de minunos de meditación hasta que viene hacia a mi de lo más cariñoso y dispuesto a hablar o buscando algún mimo. Otras el enfado es más grande y no quiere hacer meditación, porque aunque haya sacado al monstruo de la tripa, le cuesta detenerse, así que lo invito a jugar con la Botella de la calma, a agitar la purpurina y ver como lentamente se va posando de nuevo en el fondo de la botella… Otras veces cambiamos el tema y leemos el cuento del que os hablaba antes, Vaya Rabieta!…
Qué os ha parecido nuestra técnica? Si la pones en práctica cuentame que resultado has obtenido, y recuerda en adaptarla a tu hijo!