También es un buen objeto para tener a mano para que lo niños, una vez lo conocen y entienden sus beneficios, puedan usarlo cuando necesiten y quieran calmarse, pero no como castigo, sino como herramienta.
¿Cómo funciona el frasco de la calma?
El frasco de la calma produce un efecto relajante solo con mirarlo. No es un castigo, es un elemento que ayuda al niño a superar un momento en que sus emociones lo superan, y es importante que los adultos acompañen al niño a utilizarlo en especial las primeras veces. El brillo de los elementos que contiene llama la atención de los niños que, al observar su movimiento, se van calmando. Los beneficios de este frasco son, por ejemplo:
Canalizar la ansiedad
Ayuda a regular las emociones de ira y enfado
Calma ayudando a controlar el estrés
Relaja la mente
Favorece la concentración
Su funcionamiento es sencillo. Pero no debe entregarse a los niños en un momento de llanto o enfado sin antes haberles explicado para que sirve e un momento de calma. Pero para hacerlo funcionar es simple: sólo debe agitarse, y contemplar cómo el movimiento se va aquietando y la purpurina y adornos que hay adentro se van decantando hacía el fondo. No es solo un efecto que produce en los niños. Yo quiero hacerme uno para la oficina, jaja. Te cuento cómo hicimos los nuestros:
¿Cómo hacer un frasco de la calma?
Nosotras hicimos unos potes grandes porque los quería entregar de regalo en mis prácticas del curso de instructora de yoga, y después nos hicimos unos más pequeños para nosotras. Los materiales que utilizamos fueron: botes de plástico, pegamento transparente, pegamento con purpurina, purpurina, colorante alimenticio y algunos adornos pequeños en forma de estrellas y corazones. Un ingrediente que había leído que era necesario era el jabón, pero a nosotras no nos gustó el efecto que creaba con tanta espuma, así que los siguientes los hicimos sin.Primero, llenamos 3/4 del pote de plástico con agua caliente (no hirviendo) y empezamos a introducir los ingredientes. Lo primero que pusimos fue el pegamento con purpurina y lo mezclamos para que se disolviera con el agua caliente. Al ponerlo crea un efecto que nos encantaba, como de gotas en suspensión:
Después de mezclar estos dos ingredientes terminamos de complementarlos con la purpurina, el pegamento transparente, y los pequeños adornos que queramos poner, más el colorante para darle un color más fuerte. Por último, pegamos la tapa para que no se salga el agua. Este fue nuestro resultado del frasco de la calma rojo que creamos, en movimiento:
En una de las prácticas del primer curso de instructora de yoga, recuerdo un niño en un jardín infantil que durante toda la clase solo miraba, apenas quería participar, pero no paraba de correr alrededor. Cuando al final de la clase, para la relajación, saqué los frascos de la calma, quedó hipnotizado y quiso llevarse el frasco con él. Le encantó. Y me encantó ver el efecto que causaba en él. Me pasó también con una pequeña con síndrome de down, que no pronunció palabra en toda la clase y nunca cambió la expresión de su carita, hasta que vio el frasco en movimiento. Sonreía, reía, aplaudía. Es increíble cómo un elemento tan sencillo puede crear un efecto tan potente.
Aquí tenéis otro de los que hemos hecho, cuando ya se está calmando el movimiento:
Te invito a que pruebes a hacer uno. Es una sencilla manualidad que pueden hacer los niños y les encanta tener uno, al menos a las terremoto.