Hoy seguimos hablando de Mindfulness siguiendo el hilo de las últimas semanas. Si no leíste los 2 artículos anteriores te recomiendo que los leas, o como mínimo leas el de la semana pasada. Aquí mismo te dejo los enlaces para que comiences por ellos: Click aquí para leer el primero “Dos propuestas para trabajar la conciencia plena” y Click aquí para leer el segundo “5 ejercicios de Mindfulness para aumentar tu conciencia”.
Vayamos al grano, vamos a ver unas cuantas actividades, a modo de ejemplo, con las que puedes practicar la actitud Mindfulness durante tu día a día, en tus rutinas cotidianas (lo cual, recuerda, es imprescindible). Vas a ver algunos ejemplos pero todo lo que se te ocurra a ti es válido.
1 Lavar los platos con atención plena y sólo lavar los platos (o cualquier otra rutina/ o tantas como quieras). Sentir el agua, la forma de los platos, observar incluso sus cualidades, y no pensar en otras cosas. Cuando un pensamiento venga a tu cabeza y notes que tu atención se ha desviado, vuelve a atraerla suavemente hacia la actividad de lavar los platos. Así de sencillo.
¿Para qué quieres estar fregando los platos al mismo tiempo que estás haciendo la lista de la compra mentalmente? Yo también lo he hecho y parece que vaya a ahorrar tiempo pero no. Quizás haga la lista de la compra más rápido por ya tenerla pensada de antes pero he comprobado que si paso el día haciendo unas cosas y pensando en otras (o lo que llamamos “haciendo multitarea”), al final del día acuso el estrés y el aturdimiento mental, y si sigo así unos pocos días más, empiezo a rendir menos, a tardar más en hacer las cosas y a perder verdaderamente mucho tiempo.
Y una de las cosas que noto más rápido es que luego, cuando estoy con mis hijos, no estoy presente y prestándoles atención plena (algo muy importante para los niños y para que nuestra relación con ellos se fortifique).
Así que cuando te laves los dientes, te duches, limpies la casa, trabajes, camines, hagas deporte, juegues con los niños practica mindfulness, presta atención plena a lo que haces, céntrate en ello, y vuelve a traer tu atención a lo que estás haciendo tantas veces como esta se vaya a tus pensamientos. Algunas veces se te olvidará pero poco a poco irás viendo que vas cambiando tu forma de hacer las cosas y que en algunas tu modo de hacerlas será con conciencia plena en lugar de en piloto automático.
2 La hora de comer es una magnífica oportunidad también para practicar mindfulness. Desde hace casi 2 años que participé en un programa de reducción del estrés con Mindfulness, estoy comiendo sin la televisión encendida ni la pantalla del ordenador delante. Era algo que me tenía consumida. Para aprovechar hasta el último momento mi trabajo comía mientras revisaba el correo o hacía algunas cosas sencillas, o simplemente, leía algunas publicaciones muy interesantes.
Pues bien, comer con conciencia plena se convirtió en mi práctica diaria de meditación. Desconecto todo, aparto bien lejos el móvil e intento no sucumbir a mirar quién me ha escrito un whatsapp, (si suena el teléfono miro quién es y si no es del colegio de los niños no contesto), etc y simplemente pongo mi atención en la comida. Disfruto del sabor, de las texturas, pongo conciencia en masticar mejor, siento mi cuerpo y noto cuando ya estoy saciada. Es un rato relativamente largo en el que cuando un pensamiento viene a mi cabeza lo observo y lo dejo pasar, y si me enredo en él y me recreo, vuelvo a atraer la atención a lo que estoy haciendo: comer. ¿Te animas a probarlo?
3 Momentos de calma. Existe también algo muy sencillo que puedes hacer para cultivar la conciencia plena; es algo tan sencillo que te parecerá absurdo pero que si te pido que pienses en cuanto tiempo pasas al día de esta manera que te voy a decir quizás caigas en la cuenta que muy poco para lo sencillo que es. Se trata del SILENCIO.de estar en silencio, sin tele, sin radio, sin exceso de ruidos se trata de parar, sentarse y simplemente respirar. No hacer nada. Bajar las revoluciones.
Nos hemos olvidado completamente del silencio subestimando su poder. Si le dedicaras una hora al día a estar en silencio, incluso aunque no practicaras la meditación durante esa hora, sentirías como bajas las revoluciones en tu cuerpo.
Por supuesto que estar en silencio también incluiría tu mente, pero solo con no dar seguimiento a tus pensamientos ya notarás las ventajas. Muchas veces yo aprovecho el silencio para llenarme de calma. Me gusta levantarme por la mañana y que lo primero que haga en el día sea sentarme en el sofá y estar 5 minutos escuchando el silencio. Ni siquiera pongo mi atención en la respiración, la pongo en el silencio, en lo que se oye y en los momentos en que no se oye nada. Mi mente empieza a trabajar y a enviar pensamientos pero simplemente los observo cómo pasan. A esa hora de la mañana me resulta relativamente sencillo no quedarme enfrascada con ninguno de mis pensamientos, jajajajaja.
Puedes escoger realizar unos cuantos momentos al día para parar y estar en silencio, como manera de romper el ritmo que suele ir aumentando en intensidad. Por ejemplo, sentarse 5 minutos a estar en silencio 3 veces al día (o en los momentos que para ti sean claves) te ayudará a recargar energía, paciencia y relajarte.
No soy experta en meditación pero con todo esto que te he contado espero haberte ayudado a hacerte una idea de cómo trabajar la conciencia plena y haber despertado las ganas de averiguar más sobre esta práctica tan beneficiosa para la salud. Si escoges realizar unas cuantas de tus rutinas con conciencia plena enseguida comenzarás a notar el bienestar. Puedes plantearte incluir uno nuevo cada semana. Puedes comenzar por la rutina que creas te puede resultar más beneficiosa. O puedes comenzar por los momentos de silencio y parón durante el día para que te ayuden a bajar las revoluciones.
Recuerda que no hay manera de hacerlo mal, así que al principio, si estás lavándote los dientes y te das cuenta que tu mente no para, no creas que lo haces mal. Lo estás haciendo bien porque te estás dando cuenta. Incluso si te das cuenta que te has lavado los dientes sin darte cuenta de que tu mente no paraba, también estará bien, porque te habrás dado cuenta de que no te has dado cuenta.
Una recomendación para ampliar información acerca de este tema es el libro de Andrés Martin, “Con rumbo propio” en el que explica con todo lujo de detalles como realizar los ejercicios de meditación. Otro libro precioso y que te ayudará a comprender el poder de la conciencia plena en los pequeños momentos es el libro de Thich Nhat Hanh, “Silencio”. También puedes encontrar un vídeo en Youtube de Elsa Punset que se llama “Meditación en un minuto”, en el cual explica la técnica de meditación poniendo la atención en la respiración.
Te animo a que empieces desde ahora mismo a practicar la conciencia plena, dedicándole 1 minuto, el momento de la ducha, de la cena, el desayuno. ¡lo que tú quieras! empieza poco a poco por las rutinas que más te apetezca y con el paso del tiempo te darás cuenta que habrás ido sumando momentos de actividades realizadas con conciencia plena. Ten paciencia y persiste, en tu mente se van a comenzar a formar nuevos caminos neuronales para cambiar tu forma de hacer las cosas y pasar así a una manera de hacerlas con más conciencia plena.
Incluye momentos de silencio en tu día a día, medites o no medites, hagas yoga o no lo hagas,.. tiene un poder muy grande.
Si además buscas el modo de aprender a realizar los ejercicios más formales de la meditación, como meditaciones guiadas, la exploración del cuerpo o el yoga, ¡mucho mejor!
Un abrazo.
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