Fortaleciendo la autoestima de nuestros niños.
El crecimiento exclusivo.
Cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo, eso lo hemos escuchado mucho, y somos bastante conscientes de que cada niño empieza a andar, a hablar, a controlar el pipí, etc. en el momento en que está preparado. El problema viene cuando ese momento de estar preparado se retrasa más de lo que esperábamos o cuando el niño vuelve a hábitos más infantiles que ya había dejado. Es entonces cuando nos entran las prisas y empezamos a presionar a los niños.
Permitir que el niño crezca a su propio ritmo y bajo sus normas exclusivas es el último ingrediente de la seguridad psicológica.
"En ocasiones tenemos menos fe en la capacidad de desarrollo de nuestros hijos que en la de las plantas. Tratamos de forzar su crecimiento mediante impulsos, urgencias y prohibiciones. Y cuando el progreso se retarda, nos concentramos en ellos y no en el clima que los rodea....lo que impulsa el crecimiento reside en e interior de cada niño".
¿Cómo crecen los niños?
El desarrollo de los niños no es una línea recta. Es un camino oscilante hacia adelante y hacia atrás. Los niños necesitan volver atrás para avanzar. Su vida es un continúo aprendizaje, llena de cambios y de adaptaciones a cosas nuevas y en ese camino tienen que ir renunciando a una cosa tras otra en muy poco tiempo: al pecho, al biberón, al chupete, al pañal, a estar con su madre todo el día.....es completamente normal que les cueste desprenderse de todo eso y que en ocasiones quieran volver atrás.
Si intentamos forzar el crecimiento, el niño se agarrará con más fuerza todavía a lo viejo y conocido. Si confiamos en la manera de desarrollarse que tiene nuestro hijo, él se sentirá más seguro para continuar avanzando en su crecimiento y alcanzar así lo desconocido. Además, confiar en su crecimiento le ayudará a convencerse de que está bien ser como es (capítulo 4) lo que se traducirá en autorrespeto y autoestima.
El crecimiento, o cualquier aprendizaje, podríamos compararlo a montar en bicicleta: Imagina que eres un niño y estas aprendiendo a montar en bicicleta. Primero llevas los ruedines puestos y aprendes a girar el manillar, a pedalear con fuerza, a subir cuestas, a frenar a tiempo... cada vez dominas más y vas más rápido. Entonces, tus padres te dicen: "ya es hora de quitar los ruedines, que ya eres grande". Tu no sabes muy bien que va a suponer eso, pero cuando te subes a tu bicicleta sin ruedines e intentas arrancar te das cuenta que es una auténtica "p...........a". ¿Qué pasará? Que volverás a atrás y de nuevo no sabrás ir en bici. ¡Con lo contento que estabas! Y te caerás unas pocas de veces....Pero poco a poco aprenderás a manejar la bicicleta sin ruedines y volverás a tener la sensación de ser el amo del viento ¿lo recuerdas?. Y ¿que pasará si de mayor quieres cambiar la bicicleta por la moto? Pues que te tocará volver a aprender.
Los niños hacen eso, para crecer y aprender primero tienen que volver a atrás, como para aprender a ir en bici. Los ruedines son la metáfora de pequeños apoyos de su día a día que quizá no nos damos cuenta, pero que van desapareciendo a medida que crecen, y que al desaparecer los niños vuelven a atrás y parece que se les haya olvidado todo lo aprendido.
Esta confianza en el crecimiento del niño ahora quiero que te la traspases a ti misma. Si estás poniendo empeño en aprender a educar a tus hijos con empatía, con respeto, con honestidad....no dudes que lo aprenderás. A veces tendrás que volver atrás para poder continuar avanzando. A veces creerás que lo has olvidado todo, o que te sabes la teoría pero no eres capaz de llevarlo a la práctica.... Pero poco a poco te irás dando cuenta de que lo estás consiguiendo, que empiezas a recoger los frutos y que tus hijos te devuelven multiplicado por mil el cariño, la empatía y el agradecimiento que tus les has dado.
Confía en ti, confía en tu hijo y confía en el proceso de aprendizaje.
Y con este capítulo hemos terminado la serie ¿Por qué los niños se portan mal?, en la que hemos estado trabajando todos los ingredientes que ayudaban al niño a fortalecer su autoestima. Los encuentros verdaderos eran pieza clave para la autoestima del niño. Compartir el tiempo con tus hijos es lo más valioso que puedes darle.
Por otra parte, estaba la importancia de crear con ellos un clima de seguridad psicológica que fuese el marco de vuestra relación de respeto mutuo, y se conseguía utilizando la honestidad, no etiquetando al niño, apreciándolo por encima de todo, aceptando las emociones de ambos, usando la empatía y cómo hemos visto hoy, comprendiendo y permitiendo que tenga su propio ritmo de crecimiento.
Espero que esta serie os haya resultado útil y reveladora en lo que a la educación de los niños concierne. Para mi, escribirla ha sido muy importante, personalmente he conseguido aplicar con una idea mucho más clara todos los ingredientes de la seguridad psicológica y mejorar la relación con mis hijos. Profesionalmente ha sido una gran satisfacción ver a cuantas personas les resultaban útiles mis artículos y se animaban trabajar para mejorar la autoestima de sus niños. Me encantaría que usarais esta serie como guía de consulta, para mi, ya lo es.
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