En muchas ocasiones hemos hablado de los miedos e inseguridades que tiene las madres primerizas cuando llegan a casa con su bebé por primera vez. En el hospital todo parece sencillo, cambiar al niño, darle de comer... Las enfermeras y matronas lo hacen todo tan mecánico que no podemos imaginar que al llegar a casa tendremos problemas. Pero sí, a veces los tenemos.
Nada que no tenga fácil arreglo. Por ejemplo, muchas mamás coinciden en lo duro que fue el primer día que intentaron dar el pecho por sí mismas a su bebé. El niño no agarraba bien, se 'negaba' a comer, pero no dejaba de llorar lógicamente porque tenía hambre y no éramos capaces de darle el pecho bien. Muchas veces esto se solucionaba con ayuda del sacaleches. Sin embargo, cuando ya se coge experiencia, todas coincidiréis en que dar el pecho al bebé es de las cosas más sencillas que existen en el mundo.
La clave está en encontrar la postura correcta. ¿Cómo debemos hacerlo? Nuestro bebé está cargado de reflejos, por lo que simplemente debemos acercar todo su cuerpecito al pecho (y no el pecho al bebé, como solemos hacer). Debemos rozar su labio al pezón esperando con paciencia a que abra su pequeña boca y busque el pezón para comer. Tenemos que orientarle de forma en que el pezón apunte hacia la parte superior de su boca, ¡veréis que funciona!
El primer día puede ser un momento duro, pero comprobarás que poco a poco se establece un vínculo muy especial y es todo muy sencillo, tanto el cuerpo del bebé como el nuestro están preparados para hacerlo.
¿Cómo fue su primera toma?
Imagen: myllisa/flickr