Yo no tuve una Doula, pero si me hubiese gustado contar con ellas, por una simple razón, durante el embarazo, parto y principio del postparto estuve "sola", no de ese sola, que implica no tener a nadie, tenía a mi esposo, que se comportó a la altura y mas allá, demostrando cariño, afecto, empatía, dándome fuerza y brindándome seguridad, haciendo las labores del hogar, atendiéndome como mi enfermero particular. Pero después de mi experiencia, creo firmemente que las mujeres como seres absolutamente sociales que somos, necesitamos mas que nunca en ese momento, estar rodeadas por nuestra tribu.
Desafortunadamente en los tiempo que corren, las familias suman en su historia la movilidad geográfica, hijos que emigran, padres que se retiran a un destino mas soleado, parejas en continuos viajes de trabajo, hermanos a miles de kilómetros, o hermanos, primos, amigos en la misma zona geográfica pero con vidas complicadas o simplemente ocupadas.
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Hace unas noches, mi esposo me decía que vendrán mis suegros a "cuidarme" cuando nazca el niño y vivirán con nosotros una larga e indefinida temporada, se me aguaron los ojos y me sentí profundamente triste, más allá de las complicaciones que ya he venido asumiendo que significará vivir bajo el mismo techo con mis suegros y la nana de mi marido, sentí ganas de llorar al recordarme hace 20 meses en el sofá de mi salón con un bebé prematuro en los brazos, totalmente perdida y sin la mas remota idea de que debía hacer, no tenía tribu, no tenia a mi mamá, allí no estaba mi hermana, ni mis amigas, no porque no quisieran, mi hermana por trabajo no podía viajar, mis amigas tienen a sus propios hijos que cuidar y mi madre llegaría dos semanas después (a tiempo si el parto no se hubiese adelantado). Esta vez, creo que se puede repetir la historia, aunque esté rodeada de tres abuelos de 80 años, que aunque tuviesen 50, no son mi tribu, puede estar la casa llena de gente, si no es la gente correcta que me dan seguridad, cariño, empatía y afecto, igualmente me sentiré sola.
Vale decir, que por error de mi médico de cabecera no tuve control con mi matrona en mi embarazo anterior, porque en todas las ocasiones que le pregunté cuando debía comenzar el control con ella, me dijo que al final, un grave problema de comunicación, y yo como buena primeriza, le preguntaba a mis amigas que ya habían pasado por allí pero ninguna supo decirme, ni contarme su experiencia, muchas habían parido por el sistema privado donde la figura de la matrona no existe con la rigurosidad que el sistema de la seguridad social, así que tuve que esperar a que el doctor me derivara, sin saber que me estaba perdiendo valiosos controles de una mujer mas que capacitada. Pero finalmente cuando conocí a Ana Rosa, la matrona del centro de salud de Algete, en las clases de preparación al parto, quedó claro para mí la importancia de este personal sanitario, ella (o ellos) es la cara humana de la medicina. Es quien te guía, te mima, te regaña si hace falta, y fue quien me escuchó durante dos horas y me consoló tras contar mi desastroso parto y la semana terrible que llevaba sin el apoyo femenino, sin la experiencia de vida y seguridad que nos dan las mujeres de la tribu. Creo que lloré durante media hora, y ella me escucho, me secó las lágrimas, fue amiga, fue cercana, fue como la madre que en ese momento ansiaba desesperadamente, la matrona fue la figura que me devolvió la humanidad y la cordura y me hizo sentir que no estaba sola, que al menos había alguien en este mundo que podía entender por lo que estaba pasando.
Durante el parto, las matronas que me atendieron fueron geniales, correctas, amables, siempre estuve atendida por ellas, y también por el resto de enfermeras y personal medico del hospital Infanta Sofía. Las doctoras que atendieron mi parto inducido con preeclampsia y sin epidural, un amor, y gracias a ese equipo debo decir que mi bebé y yo, nos mantenemos sanos y salvo en este mundo.
Pero una vez en casa, ya no tienes a las encantadoras enfermeras que te ayudan a amamantar, ya no tienes los cuidados de la matrona que estuvo contigo durante las horas de parto, debes esperar hasta la cita una semana después con la matrona de tu centro de salud para hablar con ella, te revise te dé el alta, y cuando se trata de una mujer sin tribu, esto no es suficiente.
Por eso, aunque yo no he tenido la compañía de una doula, si creo en la importancia de esta figura, porque las mujeres necesitamos de la experiencia, del saber escuchar de otras mujeres, una que esté allí de forma protectora, que esté contigo en ese momento tan grande en que te has convertido en madre y un ser pequeñito depende de ti, pero que a la vez eres tan vulnerable, tus hormonas están a millón, los sentimientos a flor de piel, sientes tanto miedo, hay tantas dudas, y necesitas de alguien en quien apoyarte. Si puedes contar con tu mamá, hermana, prima, tía, cuñada, amiga, excelente es tu mejor recurso, apóyate en ellas. Pero no siempre es así, y es por ello que muchas mujeres recurren a una doula, y no creo que deban ser juzgadas, criticadas, ni tratadas como tontas que no saben lo que quieren.
Si lo sabemos, queremos afecto, compañía, empatía, queremos a nuestro lado a una mujer que haya sido madre, que conecte emocionalmente con nosotras, que nos escuche y nos haga sentir segura, que sepa que hacer cuando se agita tu respiración, y te ayude a distraerte para paliar el dolor, porque es verdad que los esposos están allí al pie del cañón, pero están incluso mas asustados que tú, ellos no conocen el dolor de un parto, no tienen las hormonas revolucionadas, no tienen ni idea de como es, no pueden entender por lo que estas pasando ni lo que te está sucediendo.
Ambas figuras son respetables, ambas figuras son necesarias durante el embarazo parto y post parto, pero tienen competencias diferentes. Una matrona como personal sanitario es indispensable, una doula es a petición y deseo de la madre y es totalmente opcional. Si bien una matrona, puede formarse, y realizar las acciones en plan proyecto personal al nivel de una doula excelente, si contratas a una de estas matronas tendrás un dos por uno de ocasión, una oferta irrechazable, pero si no encuentras a esta profesional dedicada a estos tipos de cuidados, establecer empatía, brindar un servicio de escucha y apoyo a la mujer durante su embarazo, parto y post parto, pues es allí donde la mujer que tiene una carencia en su tribu, o carece de ella totalmente, acudirá a una doula que se ha formado para ayudar y brindar sus conocimientos, y cubrirá las necesidades de ese momento tan especial.
Si se quiere regularizar la figura de las doulas háganlo ya, de hecho creo que sería lo mejor para evitar tanto amarillismo y denuncias de supuestos intrusismos. Esta figura existe porque hay una necesidad real, no se han generado de forma espontánea ni se han impuesto socialmente, nacen de la soledad de la vida moderna, de la ausencia de afectos y vacíos en los momentos mas importantes de nuestras vidas, nacen de la falta de una tribu consolidada que transmita conocimientos esenciales como nacimiento, parto, lactancia y crianza. Antes las mujeres contábamos con esto, o lo veíamos porque teníamos contacto a diario con otras que eran madres y podíamos ir viendo como hacían para sacar adelante a sus hijos. Ya no tenemos eso, entonces no desprestigiemos una figura que nace de nuestra necesidad, una figura que se forma en lado humano de la vida, en las necesidades afectivas, y que brinda mas de lo que pide a cambio.