He ido a muchas graduaciones y soy de las personas que se emocionan hasta la lagrima, no sé cómo podré contenerme con mi hijo, vamos toda la familia y que mi Padre esté presente es otro regalo de Dios después del susto de hace unos meses y de la pérdida de mi suegra hace unos días, los lazos familiares se sienten más unidos y hay emociones muy encontradas.
Hace apenas unos días lo lleve a beginners con su lonchera de Bear en la gran casa azul, siempre su Sandwich de jamón y un jugo, a lo mejor algun viernes llevó papas, pero fue algo raro.
Repaso su vida escolar y pasa dentro de mi corazón como en una película, muy chiquito y hoy ya grande en muchos sentidos. Pero el que más me llena es ver que su corazón sigue igual de bueno, de sensible como aquel primer día, siempre amigo de todos y hasta maestro de mate de varios, me encanta que unos chiquitos le dicen profesor cuando los maestros son ellos para el.
En este paso del colegio perdió a tres de sus cuatro abuelos, como lo acabo de decir a su abuela Ana hace apenas una semana y se siente muy triste todo el aire que respiramos, también hace poco más de un año a su querido amigo Alfredo, que falta nos hace el crío! Que falta nos va a hacer en la ceremonia y en la fiesta, en la vida diaria, pero los llevamos dentro, sé que mi hijo los atesora en los recuerdos y el corazón.
Cuantos recuerdos dentro de esas paredes, cuantos festivales y mundialitos, exámenes, trabajos interminables y recreos divertidos, como los extraña ya...
A los 40 siempre pensé en este día pero llego pronto, me soprende que ha sido un año de fiestas, despedidas, preparativos y aún no me encuentro lista para lo que viene: su vida adulta, su vida casi independiente de universitario.
Hoy agradezco a Dios la oportunidad de darle la mano por última vez para entrar a su amado colegio y le pido con fervor que me de la oportunidad de poder seguir dándosela a lo largo del camino.
Que Dios te bendiga mi niño, te amo como no tienes idea mi Santiago.